Rafael Quiroz Serrano: La decisión de a Opep

Rafael Quiroz Serrano: La decisión de a Opep

Referencial.  REUTERS/Heinz-Peter Bader

 

El pasado viernes finalizó en Viena (Aus.) la 174 Reunión Ordinaria de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y una decena de países productores independientes encabezados por Rusia, en la cual acordaron elevar su producción de crudo en un millón de barriles diarios (mmb/d), lo que se traducirá en un incremento real de la oferta petrolera en unos 600.000 barriles diarios adicionales a partir del 1º de julio. Se trata de un modesto incremento en la producción de petróleo para compensar pérdidas de suministros en un momento de creciente demanda mundial, y esto es tan así que los precios del crudo en lugar de bajar, como corresponde ante un aumento de la producción, escalaron casi un 3 por ciento el viernes, después de que se supo lo acordado por la OPEP. Desde luego que la caída del bombeo de la OPEP tiene que ver básicamente con la caída de la producción petrolera de Venezuela, la cual desde el pasado octubre registra una disminución del 20%; aun cuando en honor a la verdad, hay que afirmar que también están contribuyendo a la caída de la producción OPEP países como Irán, Libia, Irak, Nigeria y Qatar.

Sin embargo, tal como ya afirmamos, el incremento real será menor porque varios países que recientemente produjeron menos crudo se esforzarán por volver a sus cuotas totales, mientras no se permitirá que otros productores llenen esa brecha, y además otros países como Arabia Saudita, Rusia y Argelia ya venían, desde hace un mes, discretamente aumentando su producción, en momentos en que el precio de realización o de mercado está en su nivel más alto desde agosto de 2014, cuando se inició el descenso de los precios del petróleo. Un aspecto preterido que debemos subrayar, es que la subida de precios más reciente ocurrió después de que la OPEP decidió, el 30 de noviembre de 2016, restringir el suministro en un intento por reducir la oferta y los inventarios globales. La Organización empezó a recortar su bombeo desde el 1º de enero de 2017, y este año, en medio de una fuerte demanda, el mercado se ajustó de forma significativa, generando necesidad de los consumidores para que aumentara la oferta. “El presidente, Donald Trump, pidió hoy a los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que aumenten “sustancialmente” su producción de crudo para mantener los precios bajos”, fue la nota de prensa que circuló por las principales Agencias de Noticias del mundo, dos días antes de la reunión en Viena. Ante esto, surge una pregunta seminal para aquellos economistas, o ingenieros petroleros, que en nuestro país suelen decir que la OPEP no tiene importancia alguna, que no tiene peso en el mercado y que su significación es nula.  

No hay duda que este aumento aprobado por la OPEP, y sus aliados productores independientes, ayudará a aliviar la escasez en el mercado petrolero sin crear un exceso, pues se trata de un aumento moderado que trata de responder tanto a la creciente demanda mundial como a la caída del bombeo, y evitar así un mayor encarecimiento del crudo. A más altos precios del crudo habrá más fuentes alternas de energía que puedan entrar a competir con el petróleo, sobre todo, y en forma casi inmediata, aquellos crudos de lutitas (“esquistos”) cuyos costos son más altos que los que ya se están produciendo inconmensurablemente en Dakota de Norte, en los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.). No obstante, debe tenerse cuidado, pues la oferta de petróleo va a tender a subir proporcionalmente en lo que falta de 2018 más que la demanda, principalmente debido a la producción de EE.UU., aun cuando sigan bajando las reservas de crudo en los países desarrollados; no vaya a suceder lo ocurrido en el segundo semestre de 2014, cuando se incrementó la producción con el argumento de combatir el bombeo de “esquistos” y abarcar mercados, y ello derrumbó los precios, con las consecuencias negativas que todos conocemos. Igualmente, la decisión tomada por la OPEP demuestra, una vez más, el rol de modelador y de equilibrio que esta desempeña en el impredecible mercado de los hidrocarburos, y que muy pocos le reconocen, garantizando suministro de crudos mientras que esto no atente contra sus intereses. En todo caso, debemos aclarar que solo naciones como Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Angola, Rusia y Kazajistán (estos dos últimos No-Opep) están en capacidad de aumentar su producción.

Trump arremete contra la OPEP

El presidente de EE.UU. Donald Trump, acusó dos semanas antes de la 174 Reunión en Viena, a la OPEP de ser culpable de la subida de los precios del crudo, en un nuevo ataque al grupo de países productores y exportadores de petróleo. Esto no es nuevo por parte de la Casa Blanca, pues ya sus antecesores lo habían hecho: Reagan, Bush, Clinton y Obama; y ello sin duda obedece al gran rol que desempeña la OPEP en la explotación y comercialización de crudos, además  de estorbarles y de ser “una piedra en el zapato” que atenta contra sus intereses en el mercado petrolero. “Los precios del petróleo están muy altos, la OPEP está tras ello de nuevo. ¡Nada bueno!”, escribió Trump en Twitter. Sobre el fondo de todo esto, y de los constantes ataques de los cuales es destinataria la OPEP, por parte de algunos gobiernos de países desarrollados y también de particulares en nuestro país, nos referiremos en una próxima entrega. Solo podríamos adelantar que cuando los precios petroleros bajan nadie se acuerda de nosotros (OPEP), pero cuando éstos suben todos voltean sus miradas hacia nosotros, como queriendo recordarnos a nuestras progenitoras y de culparnos del engendro de los principales males de la economía mundial.

Pero lo que sí la OPEP debe tener claro, y muy claro, es que no debe ceder a las presiones que ejerzan los gobiernos de los países desarrollados, tal como ocurrió durante el último cuatrimestre del año 2000, para aumentar producción petrolera cada vez que ellos consideren que debe robustecerse la oferta, para que así bajen, o por lo menos no suban los precios; máxime cuando son ellos mismos, a través de las altísimas presiones tributarias sobre el consumo de los productos finales, los que inciden con mayor fuerza en el precio del consumidor final de la gasolina y del diesel. Esto se explica cuando se observa que el promedio de la tributación por el consumo final en los países desarrollados, es del 63%, además del 20% que agrega el mercado bursátil, y especulativo, en las principales Bolsas de Valores (barriles de papel) del mundo; es decir, más de siete veces del componente del precio de la materia prima que corresponde a los países OPEP, siendo estos los propietarios y productores del petróleo. Por otra parte, ha sido el aumento de los temores del mercado a un déficit de suministro de crudo, debido a las amenazas de sanciones estadounidenses contra Irán, la variable que también ha hecho subir los precios del petróleo; e igualmente la gran incertidumbre por la creciente disputa entre EE.UU. y sus socios comerciales, que podría afectar a las exportaciones de crudo estadounidenses a China, ha aportado su empuje al alza de los precios en los últimos cuatro meses.

Por ahora, solo esperemos que la decisión tomada por la OPEP y sus aliados productores independientes, encabezados por Rusia (primer productor y segundo exportador mundial de petróleo), el pasado viernes en Viena, no pase simplemente de detener el continuo ascenso de los precios hacia niveles superiores impredecibles. La OPEP vuelve a demostrar que su rol en el mercado petrolero va más allá de la simple defensa de precios, y que puede contribuir como marco regulador en el equilibrio entre oferta y demanda, al manejar el 44% de la producción mundial (98.5 mmb/d) y el 63% del comercio petrolero internacional (exportaciones).


Rafael Quiroz es Economista-petrolero y profesor de pre y posgrado de FaCES/UCV  

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