El presidente estadounidense, Donald Trump, asombró esta semana al romper el tradicional silencio de la Casa Blanca sobre la independencia de la Reserva Federal (Fed) y criticar la senda de subida de tipos de interés mantenida por el nuevo presidente del banco central, Jerome Powell.
EFE
“No estoy entusiasmado (…) No me gusta todo este trabajo que estamos haciendo en la economía y después ver cómo los tipos están subiendo”, afirmó Trump en una entrevista en la cadena CNBC el jueves, al referirse al impulsado dado con el agresivo recorte de impuestos dentro de su reforma fiscal de comienzos de año.
El respeto por la independencia del banco central de EE.UU, uno de los pilares de la política monetaria, se veía así desafiada por primera vez en décadas por la Casa Blanca en un nuevo ataque a las convenciones en Washington por parte del mandatario.
El propio Trump reconocía que “alguien dirá que no debería decir eso como presidente” pero subrayó que no le importa “lo más mínimo lo que piensen” porque sus “opiniones no han cambiado”.
La Fed ha elevado en dos ocasiones en lo que va de año el precio del dinero hasta el rango actual de entre el 1,75 % y el 2 %, como reflejo de la buena salud de la economía, y ha planteado dos subidas adicionales antes de fin de año.
Para Trump, sin embargo, el alza del precio del dinero supone restar competitividad a la economía estadounidense en un momento de sólido crecimiento económico y lamenta que pueda neutralizar este avance.
La inusual crítica a la Fed ha generado estupefacción entre los analistas quienes, sin embargo, aseguran que puede llegar a tener el efecto contrario y acelere el ritmo del ajuste monetario.
“El probable resultado de la intervención presidencial es mayores tipos de interés a medida que la Fed necesita subrayar su independencia”, afirmó Larry Summers, ex secretario del Tesoro en su cuenta de Twitter.
En una línea similar se expresó Michael Feroli, el economista jefe JPMorgan Chase, en una nota a sus clientes en las que explicó si la decisión sobre política monetaria es ajustada, la apariencia de postrarse ante el presidencia puede hacerles mover hacia un alza de tipos”.
Las declaraciones de Trump no solo causan perplejidad por violar una norma no escrita de no interferencia en política monetaria por el presidente, sino que también lo hacen porque Powell fue precisamente el elegido por el mandatario para dirigir el banco central.
Powell asumió el cargo en febrero en sustitución de Janet Yellen y desde entonces ha insistido en la necesidad de continuar el gradual ajuste monetario diseñado por su predecesora para acompañar la recuperación económica en el país.
Rápidamente, y consciente del revuelo creado, la Casa Blanca trató de restó importancia a las palabras del mandatario con un breve comunicado en el que recalcaba que “por supuesto que respeta la independencia de la Fed”.
Agregó, asimismo, que “las opiniones del presidente sobre los tipos de interés son bien conocidas y sus comentarios son una reiteración de esas posiciones sostenidas desde hace mucho tiempo”.
Aparentemente ajenos a estas disquisiciones parecieron los mercados financieros, que parece descontar en gran medida las poco convencionales declaraciones de Trump.
La Bolsa de Wall Street cerró el viernes con un mínimo descenso, más interesada en los buenos resultados empresariales, y fue en el ámbito de las divisas donde se percibió algo más de efecto en las palabras del mandatario, con una leve retroceso del dólar frente al euro, el yen japonés y la libra esterlina.