“Existió cuanto existe. Y existirá.
Ninguna actual inexistencia podrá nunca existir”. E. D. C
El Arzobispo de Coro, Mariano Parra Sandoval y la Junta Directiva del Museo Lucas Guillermo Castillo invita a la comunidad coriana para la reapertura al público de dicho Museo, el día 30 de julio de 2018.
¡Enhorabuena! Regalo especial a la ciudad de Coro después de diez años de puerta cerrada. Es propicia la oportunidad para recordar a grandes trazos antecedentes de la institución museística y los afanes de su creador Monseñor Francisco José Iturriza Guillén desde el año 1.940 y los que fueron insignes colaboradores desde el principio, recordando que la primera sede estuvo en la Casa Colonial de Ana Arcaya de Farías esquina Zamora y Ciencias desde el 11-11-1967 y quien donó dicha casa a la Fundación Santa Ana. Mudándose al Convento de la Salceda entre Junio y Septiembre de 1.982.
En mayo de 1.986 en ocasión del homenaje de afecto y reconocimiento a Monseñor Francisco José Iturriza Guillén, el Ateneo de Coro recibió de parte de la Srta. Lila Coronado, solícita secretaria particular del prelado, la grata noticia de que existían unos borradores en los cuales se plasmaba el día a día del peregrinaje del Pastor y sus afanes.
El pequeño formato se denominó “APUNTES”, la generosa disposición de la Junta Directiva del Banco de Fomento Regional Coro presidido por el Dr. Abraham Haim Senior Urbina hizo posible su publicación. APUNTES es un perfil autobiográfico de Monseñor Francisco José Iturriza Guillén.
En el capítulo “Memoria Obligada” que transcribo leemos: “Preocúpame sobre manera que el Museo Diocesano “Lucas Guillermo Castillo”, funciona todavía en su vieja sede y por mil y adversas circunstancias no haya sido trasladado al viejo y colonial Convento de Nuestra Señora de la Salceda, debidamente restaurado para tan importante patriótica y útil función. Estoy consciente de la gran ansiedad que reina en los ambientes culturales de Coro y Venezuela por este inexplicable retardo… Espero que el goce de los corianos sea indescriptible cuando palpe y observe que a más de las valiosas colecciones que posee actualmente el museo, contemplen otras que por falta de espacio no les había sido dado conocer y admirar y ahora en sitios destacados luzcan prestantes y armoniosas a la contemplación de muchos y conspicuos visitantes.
Llegó el momento de hacer justicia a personeros que callada y pacientemente han desarrollado una labor digna de todo encomio, sin su colaboración diaria y eficiente mi propósito habría palidecido notoriamente, porque si difícil es crear, arduo y ominoso es cuidar y conservar un patrimonio artístico por modesto que él sea.
Hermán Henríquez, caballero cabal, lo intuyó en tal forma que ama el museo tanto y más que yo, y su dedicación y esfuerzo no tiene parangón. El y la distinguida y preocupada señora Mildred de Jiménez, que lo enaltece y exalta, son su alma y esplendorosa luz.
Entre sus más generosos colaboradores figuran prestantes los nombres de Doña Ana Arcaya de Farías, Ana Teresa y María Octavia Diez, María Teresa Urrutia de Arcaya, María Luisa Carías de Senior, Elvira Lander de Casanova, Elvira Arraíz de Gómez, Augusto, Germán y Blanca Bitter, Hermanas Chapman Salcedo, Marbella Medina de Molina, Fernando Martínez Aristiguieta y Julio Diez. Coro les debe gratitud. No quisiera excluir a tantos que en gesto digno de admiración y alabanza depositaron en mis manos algún cuadro, objeto o preciosa prenda, ligada a ellos por el recuerdo o acendrado afecto. Gracias a todos.
En lo referente a la nueva sede debemos singular reconocimiento al gobierno nacional en la persona de sus presidentes Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins, a Petróleos de Venezuela, Cadafe, Hipódromo La Rinconada, Ministerio de Agricultura y Cría, Banco de Fomento Regional Coro e Hipotecario de Falcón y otras muchas entidades que en este momento no me es dado recordar, pero que las sabré enumerar oportunamente y agradeceré siempre. A quien fuera Director por largos años del Museo Nacional de Bellas Artes, Profesor Miguel Arroyo agradecimiento especialísimo. Reconozco que cuanto he tratado de reseñar es algo muy personal sin atenerme a normas de ninguna naturaleza” fin de la cita.
Así se concibió el Museo “Lucas Guillermo Castillo”, sumando voluntades, aglutinando esfuerzos, con humildad y grandeza de alma, congregando alrededor de la idea buena donde nadie sobra. El Obispo Iturriza se hizo nuestro, nos aceptó como somos, colmó con creces sus alforjas, cumple el encargo, logrará su proyecto y hará todo a plenitud, reafirmando su ejecutoria espiritual y material con característica humildad, sencillez, caridad y mansedumbre. Fue capaz “de convertir su cayado de Pastor en una varita mágica de hacer prodigios simples”
Los corianos no somos fáciles, somos “esquivos como el agua, agradecidos como la sed satisfecha”.
Enhorabuena!