Pura ficción. No es viable un programa económico con Maduro. Es un régimen inmoral. No hay manejo correcto de expectativas. Se requieren reformas institucionales. No hay garantía de pago de deuda. El fallido anclaje al Petro. El disparate de la entrega del Bloque Ayacucho al BCV. Exoneración desesperada. Maquillaje de 5 ceros. No construyen solo destruyen.
Nicolás Maduro persiste en su idea de ganar tiempo generando falsas expectativas. Como si alguien en su sano juicio le creyera ha presentado unas medidas económicas absurdas, superficiales e inconsistentes, afirmando que “ha llegado la hora. Lo vamos a hacer y lo vamos a hacer bien”. Sus recientes anuncios económicos y sociales solo son panfletos que suman más ignorancia e improvisación al realismo mágico que protagoniza.
Bajo el régimen dictatorial de Maduro no es viable ningún programa económico. Es un vocero descalificado moralmente junto con todos sus asesores y equipo. No dispone de la más mínima credibilidad para anunciar la forma como se gestionaría un normal desempeño de la actividad económica para reducir la inflación, procurar el ingreso de capitales y darles sostenibilidad a las cuentas externas.
Para acometer un programa económico de estabilización a largo plazo se requiere un cambio de expectativas de los agentes económicos tanto nacionales como internacionales.
Es imprescindible un diseño exhaustivo enmarcado dentro las reformas institucionales que rijan la trasformación en la nueva praxis de los hacedores de política económica y el consenso en el logro de su factibilidad. Condiciones indispensables para obtener la financiación necesaria para oxigenar la transición hacia el equilibrio macroeconómico sostenible.
Se requiere dotar de los instrumentos necesarios de política económica a los ejecutores para su actuación en el manejo de política fiscal, monetaria, cambiaria, en el sector externo y productivo real de la economía.
Es indispensable el correcto manejo de las expectativas. Eso pasa por la garantía en la capacidad de cumplir con el pago de las acreencias internacionales, todo a través de un programa ordenado de reestructuración de la deuda externa y del apoyo internacional de organismos acreditados a nivel mundial para asistir financieramente los grandes esfuerzos de estabilización con la debida supervisión y respaldo.
El anclaje al fallido Petro
En vez de fortalecer verdaderamente las reservas internacionales y combatir la inflación Maduro se ha puesto creativo con el fallido anclaje al Petro y traspaso del Bloque Ayacucho N 2 al BCV.
La recuperación cambiaria, monetaria y financiera solo se puede lograr en forma creíble con la eliminación del financiamiento monetario del déficit (creado por la constante emisión de dinero inorgánico) y la garantía en la regularidad a la oferta de divisas con una asistencia financiera (que en este momento supera los 76.000 millones de dólares).
Ello supone amplias modificaciones de la Ley del Banco Central de Venezuela, tanto para los efectos de la forma en la acumulación de reservas y la venta obligatoria por parte de la estatal petrolera al BCV de todas las divisas generadas por la venta de crudo. Así como para garantizar al ente emisor la mayor autonomía posible y de instrumentos de acción para gerenciar de forma independiente la política cambiaria y monetaria.
Esa plataforma institucional es indispensable para lograr la constitución de un fondo mínimo de reservas líquidas y proponerse consolidar todos los activos líquidos disponibles de la república en el Banco Central de Venezuela, de modo que puedan formar parte de las reservas internacionales y ello permita alcanzar la estabilidad de precios y restituir el valor de la moneda.
Son elementos críticos esenciales para dar credibilidad en un verdadero cambio de rumbo. No obstante, el anunció Maduro fue un anclaje al fallido Petro, una criptomoneda sin respaldo real, y cuantificable, cuya muerte anunciada ha pasado al sepelio.
La transacción de entrega del Bloque Ayacucho Nro. 2 de la faja petrolífera del Orinoco como activo subyacente para fortalecer las reservas internacionales, sin las reformas estructurales mencionadas y en el marco de un default o impago de deuda, es una abstracción más de la realidad. Es un disparate propio del realismo mágico o de la ilusión de que inventar traspasos de activos intangibles a una institución descalificada y subordinada al ejecutivo pueda hacerse de algún margen de maniobra o credibilidad para abatir la inflación y estabilizar los precios.
Exoneración desesperada de impuestos de importación
Se requiere de un clima favorable a la inversión extranjera no de la exoneración desesperada de impuestos por la ausencia de divisas para importar materias primas e insumos
Es imperativo el fortalecimiento de las garantías para la inversión extranjera a través de mecanismos comprobables de seguridad jurídica, que permitan la unificación parcial en el mercado cambiario para la creación de un mercado de libre concurrencia para las transacciones comerciales, el pago de deuda y el envío de dividendos empresariales. Esto dista mucho de la realidad evidenciada, hace poco el propio vicepresidente del área económica anunció la confiscación del 70 % de la producción nacional relativa a 50 rubros atentando contra la propiedad privada y la libertad empresarial.
Es preciso recordar que a comienzos del chavismo, en 1998, Venezuela contaba con 11.000 industrias manufactureras, de las cuales solo quedan menos de 3.000 como producto de la cantidad de expropiaciones,confiscaciones y robos a la propiedad privada que han destruido casi todo el tejido industrial y productivo del país.
Cualquier iniciativa de exoneración de impuestos para importaciones de materias primas con el propósito de que los pocos empresarios que queden financien sus propias compras de materias primas es una utopía.
Estamos ante una muestra de la desesperación del gobierno que por la ausencia de divisas sabe que va a acentuarse la hambruna en Venezuela y la depauperación social generalizada.
El maquillaje de los 5 ceros
La eliminación de los 5 ceros y el nuevo cono monetario es solo es medida para disimular las consecuencias de la hiperinflación, no ataca sus causas. Demuestra la incapacidad real que tienen en el ejercicio de política económica a través de acometer una verdadera reforma estructural. No es una medida sino un maquillaje monetario como paliativo momentáneo a la crisis que quedará sin efectos en el corto plazo.
Es obvio que Maduro y su gente no tiene el conocimiento, ni la voluntad, ni los actores necesarios para el manejo de expectativas que puedan consolidar algún éxito en cualquier anuncio relacionado con un programa de recuperación económica y social para Venezuela, ni algo parecido.
Para el régimen actual la iniciativa de consensuar, con los sectores políticos y sociales una transición y lograr gobernabilidad es un escenario utópico, quimérico e ilusorio.
No construyen los que destruyen
Un programa de reformas de largo aliento que permita vislumbrar, en un horizonte de largo plazo, una economía estable y con crecimiento sostenido solo puede hacerse desde un cambio político radicalmente opuesto a las bases de acción ideológica del actual y menos con el peso de los crímenes de lesa humanidad perpetrados.
Olvidarse de ello, sería deslastrase de nuestra historia contemporánea en un ejercicio irresponsable de oportunismo político sin precedentes.
Rosana Sosa García
Economista PHD