Iván Duque traspasará este 7 de agosto el umbral de la Casa de Nariño para convertirse en el nuevo presidente de Colombia, la guinda al pastel de una fulgurante carrera que le ha llevado en cuatro años de ser la estrella ascendente del Senado a la jefatura de Estado.
Tiene 42 años y llega cargado de promesas de renovación generacional desde la derecha, aunque pesa sobre él la sombra de uno de los rostros más conocidos de la política colombiana, el expresidente Álvaro Uribe, fundador de su partido, el Centro Democrático, que ha sido fundamental en su carrera.
En la campaña para las presidenciales, que ganó el 17 de junio con 10,3 millones de votos, fue criticado por ser “el que diga Uribe”, como muchos simpatizantes del expresidente aseguraron que votarían, pero en la formación de su gabinete de ministros ha empezado a marcar un perfil propio y dar prioridad al carácter técnico del equipo.
Duque nació el 1 de agosto de 1976 en Bogotá en el seno de una familia acomodada de origen antioqueño por parte de padre y tolimense por el lado de su madre.
Pese a ser un hombre de derechas, su herencia política es de raíz liberal ya que, según cuenta, su abuela materna, Stella Tono, le regaló cuando era joven varios discursos grabados del caudillo Jorge Eliécer Gaitán, el gran mito del liberalismo colombiano asesinado en 1948, que memorizó de tanto escucharlos.
Sin embargo, su mayor influencia fue la de su padre, Iván Duque Escobar, político ya fallecido que perteneció al Partido Liberal y fue gobernador del departamento de Antioquia (noroeste), ministro de Minas y Energía en la presidencia de Belisario Betancur (1982-1986) y registrador nacional.
A pesar de eso, Duque entró en la política con el Centro Democrático, donde hizo su meteórica carrera.
Así se ha convertido en el rostro joven y amable del uribismo y ha oxigenado a la derecha colombiana, que vuelve al poder tras la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la antigua guerrilla de las FARC, al que el Centro Democrático se opuso.
Cuando jure el cargo, se convertirá en el segundo jefe de Estado más joven de Colombia después del liberal Alberto Lleras Camargo, quien asumió la presidencia por primera vez a los 39 años por un breve periodo entre 1945 y 1946.
Deberá demostrar si en su papel de mandatario exhibe tanto desparpajo como el que mostró durante la campaña electoral, en la que hizo gala de sus dotes de músico y bailarín y hasta interpretó canciones con los famosos cantantes de vallenato Silvestre Dangond y Poncho Zuleta.
Su pasión por la música abarca desde el vallenato al rock y tampoco se amilana para arrancarse a entonar iconos del tango como “Mano a mano”, de Julio Sosa.
Duque también es un enamorado del fútbol y guarda en su corazón al América de Cali y a la selección colombiana, a la que animó fervientemente durante su participación en el Mundial de Rusia.
El presidente electo se formó en el prestigioso colegio Rochester de Bogotá y posteriormente estudió derecho en la Universidad Sergio Arboleda de la misma ciudad.
En Estados Unidos cursó un máster en Derecho Económico en la American University y otro en Gerencia de Política Pública en la Universidad de Georgetown.
La mayor parte de su vida profesional la desarrolló en ese país, ya que en Washington se desempeñó como consejero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante cerca de una década.
También en la capital estadounidense dio un giro en su vida personal: se reencontró con su antigua novia, María Juliana Ruiz, una abogada que trabajó diez años en la Organización de Estados Americanos (OEA) y con quien se casó en 2003.
Juntos tienen tres hijos, Luciana, Matías y Eloísa, que estuvieron presentes en varios de sus mítines.
La juventud y la falta de experiencia en el servicio público de Duque han levantado ciertas suspicacias, pero él argumenta que su trayectoria es similar a la de figuras como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau; el presidente francés, Emmanuel Macron, o la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.
Ha mantenido la misma tónica en su gabinete, que también incluye a ministros jóvenes con un perfil técnico que complementa con figuras de más largo recorrido.
Además, su vicepresidenta es Marta Lucía Ramírez, una experimentada política que se convertirá en la primera mujer en ocupar el cargo.
Duque ha asegurado que no quiere gobernar “con espejo retrovisor”; a partir del 7 de agosto deberá demostrarlo. EFE