El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció este martes un endurecimiento en las condiciones de los diálogos de paz que se desarrollan en Cuba con el ELN, reconocida como la última guerrilla del país.
“Quiero dejar absolutamente claro, que un proceso creíble debe cimentarse en el cese total de acciones criminales, con estricta supervisión internacional, y tiempos definidos”, dijo el mandatario durante su discurso de posesión en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá.
Duque, hijo político del expresidente Álvaro Uribe (2002-10), afirmó que durante los primeros 30 días de su gobierno evaluará las conversaciones con el grupo guevarista, iniciadas de forma oficial en febrero de 2017.
El nuevo jefe de Estado, de 42 años, aseguró que se reunirá con las Naciones Unidas y la Iglesia católica, que han acompañado las negociaciones, para que “compartan con nosotros el balance acerca del mismo”.
“Queremos avanzar pero para avanzar hay que dejar la impronta de que el pueblo colombiano no tolerará que la violencia sea legitimada como medio de presión al Estado”, enfatizó.
El anterior gobierno de Juan Manuel Santos (2010-18) dejó en curso los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), alzado en armas en 1964 inspirado en la revolución cubana y la teología de la liberación, una vertiente del catolicismo a favor de los pobres.
Con unos 1.500 combatientes, los rebeldes han declarado su intención de continuar con el proceso que dejó sin concretar Santos. Aunque analistas coinciden en que difícilmente los rebeldes acepten nuevas condiciones para continuar en la mesa.
Duque también anunció “correctivos” al pacto suscrito por Santos a finales de 2016 con la exguerrilla FARC, que el año pasado evitó 3.000 muertes y desarmó a casi 7.000 combatientes.
Santos, Nobel de Paz en 2016, buscó de forma fallida la “paz completa” en Colombia, desangrada durante medio siglo por un conflicto armado que ha dejado millones de víctimas.
AFP