Rusia acusó este jueves a Estados Unidos de buscar la confrontación con la amenaza de sanciones realmente dañinas para la economía de este país, aunque mostró confianza en que Washington dé marcha atrás, mientras que los expertos se ponen en lo peor y auguran una guerra económica.
“La Administración de EEUU ha lanzado todas las fuerzas para complicar aún más la situación (…) y avanza conscientemente por el camino de elevar la tensión” en las relaciones entre los dos países, denunció en una rueda de prensa la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
La imposición de nuevas sanciones a Rusia por su supuesta implicación en el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en territorio británico, algo que Washington da por demostrado, “evidencia un complot entre EEUU y el Reino Unido” para “demonizar a Rusia”, señaló la diplomática.
“El objetivo de aquellos que están detrás de otra vuelta de tuerca al llamado ‘caso Skripal’ es obvio: mantener a flote con todos los medios la temática antirrusa que tanto les conviene como instrumento para seguir demonizando a Rusia”, agregó.
EEUU anunció ayer nuevas sanciones contra el Kremlin que entre otras cosas prohibirán a partir del 22 de agosto la exportación de ciertos productos tecnológicos a Rusia, y dio tres meses a Moscú para permitir una inspección de la ONU en territorio ruso y garantizar que no volverá a emplear armamento químico.
En caso de que Rusia no cumpla con estas exigencias, Washington amenaza con adoptar otra tanda de sanciones mucho más severas y muy dañinas para la economía, tales como la prohibición total de exportaciones e importaciones, la restricción de las relaciones diplomáticas y la prohibición de volar a EEUU a la compañía aérea rusa Aeroflot.
“Nos ponen como condición para levantar las sanciones exigencias con las que no podemos cumplir de antemano”, afirmó Zajárova.
Las nuevas sanciones son “un intento de presentarnos como un Estado que no cumple con sus compromisos internacionales (en este caso la Convención sobre Armas Químicas), “mientras que todo el mundo sabe que Rusia liquidó el año pasado todas sus reservas de armas químicas (…), a diferencia de los estadounidenses”, recalcó.
La portavoz de la Cancillería rusa insistió en que el Reino Unido “no ha podido presentar ninguna prueba de la implicación rusa” en el supuesto envenenamiento de los Skripal, y pese a todo no ha dudado en acusar directamente al presidente de Rusia, Vladímir Putin, en ordenar el uso de armas químicas para asesinar al exespía.
Zajárova advirtió de que Rusia ya está trabajando en la respuesta a las eventuales sanciones de EEUU, pero precisó que serán proporcionales a las adoptadas por Washington y se conocerán cuando la Casa Blanca detalle las suyas.
Pese a todo, el Kremlin se mostró esperanzado de que Estados Unidos dé marcha atrás en su decisión de seguir presionando a Rusia.
“Rusia, sin duda, mantiene la esperanza de erigir unas relaciones constructivas con Washington, y el presidente Putin así lo expresó en la rueda de prensa en Helsinki unas semanas atrás”, dijo a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Según Peskov, la decisión de la Casa Blanca difiere de la atmósfera “constructiva” de la cumbre que celebraron los líderes de Rusia y EEUU en la capital finlandesa.
El funcionario del Kremlin subrayó que las nuevas restricciones, al igual que otras medidas aprobadas con anterioridad por la parte estadounidense, contradicen las leyes y el derecho internacional, pero indicó que es prematuro hablar de la respuesta rusa hasta que el anuncio se haga completamente “oficial”.
Mientras, reputados expertos rusos advirtieron de que las relaciones entre Rusia y EEUU están a punto de atravesar el “punto de no retorno” y entrar, como mínimo, en el terreno de una guerra económica abierta.
“Todo apunta a que la Administración (de EEUU) pretende torpedear la economía rusa, al anunciar sanciones cuya adopción se pospone tres meses. El efecto de esperar lo negativo, de la espada de Damocles que pende, es siempre más intenso que una acción inmediata”, dijo a Interfax Fiódor Lukiánov, destacado experto ruso en relaciones internacionales.
EFE