El consumo de alimentos esenciales tiene una dramática reducción en los últimos 3 años de hasta un 60%. Nos referimos a los siguientes de mayor demanda y que conforman nuestra tradicional dieta: leche, pescado, pollo, carne, harina maíz, arroz, espagueti, margarina, aceite vegetal, caraota, huevos, etc.
Por: Vicente Brito | Nota de Prensa
Las causas fundamentales de esta baja del consumo se reflejan en la pérdida del poder adquisitivo del total de los ingresos familiares que se reciben y el costo creciente de estos alimentos, como resultado del proceso hiperinflacionario en el cual nos encontramos.
Nos permitimos analizar la baja del consumo en tres de estos alimentos fundamentales, como son carne, leche y pollo lo cual refleja su dramático efecto en nuestra forma de vida.
Las cifras que manejan organismos especializados, es que el consumo de pollo, carne y leche, se ha reducido en 3 años hasta en un 60% colocándonos como el país del continente americano con el más bajo en consumo de estos alimentos por Habitante.
Las estimaciones de los gremios ganaderos es que el consumo de carne disminuyo de 12 kilos promedio por habitante el 2015 a una proyección de 5 kilos para este año. Lo cual nos coloca dentro de los 20 países del mundo con tan bajo promedio. Hace 18 años el consumo anual era alrededor de los 30 kilos por habitante, siendo el cuarto país del continente que se alimentaba con más carne.
Lo mismo se observa en el consumo de leche al pasar de un promedio de 60 litros por habitante el 2015, a un estimado de 24 litros para el 2018.
El consumo de pollo se redujo de 25 kilos en 2015 a un estimado proyectado para este año entre 8 y 10 kilos por persona.
Las razones van desde la reducción de las importaciones, como a la continua caída de la producción nacional en los últimos 8 años, lo cual unido al proceso inflacionario que ha venido aumentado los costos de producción en el sistema productivo nacional tiene sus efectos en el precio final que paga el consumidor.
Lo preocupante son las inconveniencias que causa en los niños y jóvenes, lo cual se hace evidente en su contextura física.
Estimándose que dos terceras partes de la población Venezolana tiene un consumo de carne, leche y pollo por debajo de estos promedios estimados. Como resultado de tener ingresos familiares totales a los Bs 50 millones mensuales.
Teniendo consecuencias en el peso y desarrollo corporal para la gran parte de la población. Esto se observa más evidentemente en nuestros sectores populares tantos urbanos como rurales a lo largo y ancho del país