Antes de morirse de “viejo”, el expresidente de Uruguay José Mujica (2010-2015) dejó este martes su cargo de senador para dar, así, el puntapié inicial a una licencia que eligió tomarse a los 83 años de edad debido al “cansancio de largo viaje”.
“Señora Presidente del Senado, Lucía Topolansky. De mi consideración: Le solicito al cuerpo que usted preside, aceptar mi renuncia al cargo de Senador. Los motivos son personales, diría ‘cansancio de largo viaje'”, así se dirigió Mujica a su esposa en la carta de renuncia, que le entregó en la emblemática finca dónde viven, ahorrándose así el desplazamiento hasta el Palacio Legislativo este martes.
Asimismo, aclaró en la misiva que no le “corresponde el beneficio del subsidio establecido”, por lo que se acoge a la jubilación, y subrayó que pese a dejar el cargo, mientras su mente funcione no podrá “renunciar a la solidaridad y la lucha de ideas”.
Para concluir su despedida por escrito, el político, que fue elegido senador por primera vez en 1999 y volvió a ocupar el escaño en 2005 y luego en marzo 2015, dos días después de concluir su mandato como presidente, pidió “disculpas” por si “al calor de los debates” pudo “herir lo personal de algún colega”.
Pese a haber considerado que es hora de dejar el Senado para tomarse un merecido descanso, Mujica sueña con volver a la Cámara de Diputados tras las próximas elecciones de 2020 para despedirse de su vida política donde todo empezó, ya que fue el primer cargo que ocupó tras los comicios de 1994.
El “largo viaje” de José Alberto Mujica Cordano empezó en Montevideo, cuando nació el 20 de mayo de 1935, en una familia de ascendencia española (vasca) e italiana. Estudió agronomía y tras militar en su juventud en una agrupación del Partido Nacional, en los años 70 se afilió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) y participó en operativos guerrilleros, mientras trabajaba la tierra.
Desde entonces, el camino ha sido, además de largo, turbulento. Perseguido por motivos políticos se vio obligado a refugiarse en la clandestinidad y durante la dictadura cívico-militar (1973-1985) participó con los tupamaros en asaltos y secuestros.
La vida de guerrillero no fue nada fácil y le supuso no solo heridas de bala, sino también 15 años en prisión durante varios periodos, el último de ellos entre 1972 y 1985, en precarias condiciones y bajo tortura.
El “Pepe”, como es conocido, fue finalmente liberado en marzo de 1985 tras la aprobación de la ley de amnistía de delitos políticos, comunes y militares, en el marco del retorno del país suramericano a un régimen democrático.
Fundó dentro del Frente Amplio (FA) el Movimiento de Participación Popular (MPP) con otros miembros del MLN-T y partidos de izquierda, antes de ser elegido diputado por primera vez.
Ese 2005, tras la asunción de Tabaré Vázquez como mandatario del país, fue nombrado ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, cargo que dejó tres años después para dedicarse a su candidatura a la Presidencia para las elecciones de 2009, en las que triunfó, tras obtener el 52,39 % de los votos en la segunda vuelta.
Así, el 1 de marzo de 2010 su esposa -y entonces la senadora más votada- fue la encarga de otro hito, tomarle juramento para que se convirtiera, a los 74 años, en el presidente de más edad en la historia uruguaya, luego de haber logrado el récord del más votado.
Entonces, empezó a construir su fama internacional, no solo por su austera forma de vida sino también por su carácter integrador y pragmático, así como por un fuerte mensaje contra el consumismo.
Aprobó también leyes polémicas como la despenalización del aborto, el matrimonio homosexual y la legalización del cultivo, la distribución y el comercio de la marihuana bajo la regulación del Estado.
En 2013, su popularidad descendió en Uruguay, pero ganó protagonismo a nivel internacional gracias a una extensa gira que lo llevó a China, España y el Vaticano, y a su intento de mediar en el conflicto colombiano con las FARC.
Con toda esta experiencia, una carga que ya no se puede quitar de las espaldas, Mujica dejó el Senado este martes para deshacerse de las limitaciones impuestas por la responsabilidad del cargo y para abrir también espacio para las nuevas generaciones.
“Veo que tengo 83 años y me voy acercando a la muerte. Quiero tomarme licencia antes de morirme, sencillamente, porque estoy viejo. Hay un tiempo para venir y otro para irse y así como se caen las hojas de los árboles también nos caemos nosotros. La vida continúa, no es tan importante”, subrayó Mujica en una entrevista con Efe el pasado 6 de agosto.
Ya afuera del Senado, do nde lo sustituirá el ingeniero agrónomo Andrés Berterreche, Mujica empezará un periplo por Europa que tendrá su inicio en España, destino al que partirá el próximo 20 de agosto para recibir el día siguiente, en la localidad andaluza de La Zubia, el galardón “Laurel de Plata” durante un ciclo de poesía internacional por representar “la expresión más genuina de lo mejor del ser humano y de la política hecha poesía”.
Enseguida, el expresidente uruguayo se desplazará también a Italia para participar en una conferencia junto al director serbio Emir Kusturica, que estrenará en el próximo Festival de Venecia su documental “El Pepe, una vida suprema”, producido por K&S Films, del empresario argentino Hugo Sigman.
Luego de su gira internacional, sin citas, obligaciones profesionales u horarios, Mujica promete llevar adelante su sencillo y espontáneo modo de vida y perseguir sus ideales hasta que deje de existir, si “la democracia lo permite”, ocupando el puesto en el que todo empezó.
EFE