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Lo que está ocurriendo con el diputado Juan Requesens y con los centenares de presos y perseguidos políticos que hay en nuestro país nos revela una vez más que la dictadura madurista está aplicando rigurosamente en Venezuela la receta a través de la cual el tirano Iósif Stalin logró consolidar su poder en la extinta Unión Soviética. Para que se entienda mejor mi afirmación leamos con mucha atención algunos de los señalamientos que Moisés Moleiro realiza en su libro “El ocaso de una esperanza” con respecto a esos amañados juicios de los años treinta que han pasado a la historia bajo el nombre de “los procesos de Moscú”:
“… se verá actuando a una nueva clase social que ha birlado el poder al proletariado y se mueve sin marco legal alguno en defensa de sus privilegios.”
“… los partidos comunistas existentes se suman al coro que justifica los procesos pese a lo burdo de las acusaciones; las contradicciones del sumario; la conducta insólita de los acusados que se autoinculpan, se declaran espías, terroristas y provocadores…”
“El objetivo no es sólo barrer las oposiciones y las disidencias en beneficio del aparato y el poder personal de Stalin, sino envilecer a los procesados, hacerlos arrastrarse y admitir culpas de todo género…”
“En cada proceso hay acusados -ya presos- que no comparecen: o han sido ya liquidados, o se niegan a la farsa o sencillamente están impresentables.”
“El mecanismo es tan espantoso, que en cada proceso se dejan alusiones sueltas como preparando el evento ulterior…”
“El tema suscita incomodidades en los sectores progresistas. Funciona la doble explicación: se admite en privado el carácter rocambolesco e increíble de las acusaciones; pero entonces se alega la necesidad de la medida para salvar a la URSS. Se argumenta además que los procesados se acusan a sí mismos, como si fuera una simple operación de escogencia el hacerlo o no.” (Fin de la cita)
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La solidaridad automática practicada en el marco de un sistema democrático y republicano debe ser reprobada, pero la solidaridad inmediata practicada entre personas que se oponen a una dictadura debe ser alentada y exhibida de mil maneras para demostrarle al régimen de facto y al mundo que el pueblo afectado por la tiranía está a favor del civismo y en contra de la barbarie. Dicho de otra forma: hasta tanto no se restablezcan la democracia y el ordenamiento legal en Venezuela es necesario que le brindemos nuestra solidaridad inmediata a los hombres y a las mujeres que rechazan la dictadura de Nicolás Maduro (sobre todo si se trata de personas que han recibido tratos crueles y degradantes por parte de los esbirros o los funcionarios del madurismo); y debemos actuar así sin importar que el apoyo que le ofrezcamos a figuras que se sitúan en puntos antagónicos del espectro político o ideológico nos haga acreedores de críticas tontas provenientes de ciertos usuarios de las redes sociales que están atrapados en esa cárcel llamada sectarismo.
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Desde aquí le mando un mensaje de respaldo a todos los presos y a todos los perseguidos políticos de Venezuela. Sí, dije a todos: a los de izquierda, a los de centro y a los de derecha; a los civiles y a los militares; a los que fueron o son chavistas y a los que nunca lo fueron…
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Haciendo clic en el siguiente enlace podrán leer otros fragmentos del libro de Moisés Moleiro “El ocaso de una esperanza”. Analícenlos para que vean con más claridad las coincidencias que hay entre el régimen de Stalin y el régimen que hoy en día oprime al pueblo venezolano.
Publicado por Aporrea