**** Siento tener que hablar así pero la indignación no permite más eufemismos
En su discurso al pueblo japonés del 15 de Agosto de 1945, notificándolos de la rendición a los Estados Unidos, el emperador Hirohito le pedía a su pueblo soportar lo insoportable, sufrir lo insufrible. Y este trágico pedido venía después que dos bombas atómicas, una en Hiroshima, otra en Nagasaki, habían borrado estas ciudades de la faz de la tierra y el país entero ardía por los cuatro costados como resultado de los masivos bombardeos de los Estados Unidos. El hambre y la destrucción ya habían acosado al pueblo japonés por largos meses y la única actividad guerrera estaba reducida a la acción de los pilotos suicidas quienes partían contra el enemigo para no volver. Después de oír este discurso del emperador miles de japoneses cometieron suicidio. Para ellos la muerte era preferible a la humillación.
El pueblo venezolano no ha sido víctima de bombas incendiarias o atómicas pero por casi 20 años ha sufrido lo insufrible y tolerado lo intolerable. Aunque es evidente que existen grandes diferencias culturales entre los dos pueblos y no podemos imaginarnos a una sociedad venezolana suicidándose en masa, si hubiésemos creído y esperado que el pueblo venezolano, el de las grandes batallas regionales por su propia independencia y por la de los países vecinos, el bravo pueblo de nuestro himno, se hubiera puesto de pie frente a la barbarie de los últimos 20 años. Pero el grueso de nuestra sociedad se tornado en espectadora de su propia destrucción física y moral. Honrosas excepciones han pagado con su vida y con prisión su rebeldía. Hemos tenido mártires y algunos líderes de grandes gestos y de ejemplar conducta. Sin embargo, ellos han sido esencialmente abandonados por quienes han “elegido” bajar la cabeza, arrodillarse ante el régimen y hacer cola para obtener el carnet de la patria, la caja CLAP o cualquiera otra humillante dádiva que les arrojara el gobierno.
Una sola de las tragedias que se han generado casi a diario por los últimos 18 años en esta Venezuela hubiera sido suficiente para que un pueblo con conciencia ciudadana se alzara con la fuerza de un tsunami. Solamente ver la ínfima calaña de quienes han estado en el poder ha debido ser suficiente para la rebelión. Dejarse pisotear en silencio por gentuza como Cabello, Maduro, Chávez, Ramírez o Merentes y sus pandillas de ineptos y mediocres nos ha dado una triste medida del país. Ha sido, además, un espectáculo observado por otras naciones con horror y compasión, cuando no con cierto placer morboso, al ver lo sucedido a una sociedad que se caracterizaba por su carencia de inhibiciones, por su arrogancia, cuyos miembros andaban por el mundo comprando todo lo que veían y trataban, sin reflexionar, de imponer sus actitudes y su opulencia tropical en los países que visitaban.
Estoy muy consciente del peligro de generalizar sobre este delicado tema, corriendo el riesgo de ser injusto. Por ello repito, una vez más, que hay miles de venezolanos dignos y hasta heroicos. Por supuesto, no es de ellos de quienes hablo con decepción. Yo hablo con decepción y tristeza de la masa crítica de venezolanos que ha permitido que el país se les fuera al diablo sin levantarse en contra de los culpables. Y esa masa crítica existió y existe, porque, si esa masa crítica se hubiera rebelado, simplemente no tendríamos la Venezuela que tenemos hoy.
Para esta semana se anuncia una nueva protesta popular, la cual apoyamos sin reservas. Veo que está convocada por algunos importantes grupos políticos democráticos. Veo también que la Sociedad Civil, de manera integral, no figura expresamente entre quienes convocan. Es indispensable que esta sea una protesta popular apoyada por toda la Sociedad Civil, por la masa crítica de venezolanos que desea sacudirse el yugo asfixiante de la pandilla que ha tomado el poder por asalto. ¡ basta ya!
Venezuela debe dejar de sufrir lo insufrible, debe dejar de soportar lo insoportable. Quienes han arruinado física y moralmente a Venezuela integran una pandilla chavista-madurista de civiles y militares ladrones, asesinos, narcos, ineptos, vulgares y cursis. No es posible que semejante sistema cloacal y sub-humano haya logrado y pueda seguir humillando a todo un país.
Venezuela, ¡álzate! Protesta. Vayamos a una huelga general hasta que los payasos siniestros sean expulsados del poder y vayan a la cárcel.
Estimados compatriotas amantes de la democracia, libertad y dignidad: La rebelión ciudadana es la única vía posible para lograr la redención moral de Venezuela.