Los principales bancos del país comenzaron el lunes a dispensar los nuevos billetes en decenas de cajeros automáticos y reactivaron las plataformas tecnológicas que habían suspendido por unas 12 horas para concretar el cambio de moneda.
Al inicio del proceso de reconversión, los cajeros automáticos estaban dispensando un máximo diario de 10 bolívares soberanos, monto que no cubre ni siquiera el costo de una taza de café con leche: 35 bolívares soberanos.
Maduro declaró el lunes día no laborable y las calles de las principales ciudades estaban vacías, con la mayoría de los comercios cerrados, en medio de la severa escasez de efectivo que desde hace meses ha obligado a las tiendas a dejar de operar cuando no funciona la banca electrónica.
Las filas en las gasolineras también desaparecieron en la jornada, luego de que el mandatario socialista anunció el fin de semana que se retrasará hasta septiembre la implementación de un nuevo precio por el combustible más barato del mundo.
En algunas estaciones de servicio de Caracas los conductores arrojaban en la basura billetes de 100 bolívares que dejaron de estar vigentes con la reconversión.
Críticos y economistas dudan de la eficacia de las medidas anunciadas por Maduro y alegan que ni siquiera el Gobierno podrá pagar a su nómina de unos tres millones de burócratas con el nuevo salario mínimo.
Cada trabajador ganará 1.800 bolívares soberanos, el equivalente a 30 dólares y a 180 millones de bolívares de la moneda anterior, lo que supone una enorme carga para las empresas, que luchan por mantenerse a flote en medio de estrictos controles de precios y cambio. Sólo los gerentes de algunas empresas obtenían ese salario, dijo Larrazábal.
“Ahora tengo en mi cuenta menos de un salario mínimo”, dijo Dolores Hernández, una jubilada que se sorprendió el lunes cuando al chequear en el sitio web de su banco pasó a tener 1.350 bolívares. El domingo tenía 135 millones de bolívares ahorrados.
Incertidumbre mientras empresarios piden cambios
Venezuela estrenó el lunes una nueva familia de monedas y billetes, como parte de un paquete de medidas gubernamentales que ha sido cuestionado por sectores empresariales, sindicales y políticos y que generó convocatorias a distintas acciones de protesta para esta semana.
El llamado Bolívar Soberano sustituye al Bolívar Fuerte quitándole cinco ceros, en una reconversión que el presidente Nicolás Maduro concreta dentro de un masivo ajuste que busca recuperar el poder de compra de la población en medio de una hiperinflación.
Aparte de la nueva moneda, el Gobierno anunció un salario mínimo 60 veces más alto a partir de septiembre, devaluó el bolívar un 96 por ciento e incrementó de 12 al 16 por ciento el Impuesto al Valor Agregado (IVA), entre otras medidas.
“Los anuncios son improvisados e inconsultos y causan incertidumbre”, dijo Carlos Larrazábal, presidente de la federación de cámaras empresariales, Fedecámaras.
En Venezuela “el aparato productivo está en grave riesgo de quebrar”, agregó el ejecutivo en una conferencia de prensa donde sugirió a cada empresa discutir con los trabajadores el impacto de un aumento salarial de esa magnitud.
“Hacemos un llamado de alerta al gobierno para que rectifique”, dijo Larrazábal, cuyo gremio dio libertad a sus asociados para participar en un paro nacional convocado para el martes.
La coalición de partidos políticos y movimientos civiles opositores Frente Amplio también anunció que apoya el paro de 24 horas. “Mañana (martes) se inicia un nuevo ciclo de acciones hacia la huelga nacional”, dijo la portavoz Karen Quintero.
La noche del lunes, Maduro dijo que el sistema bancario actúo como un “campeón” con la entrada en vigencia de la nueva moneda.
“Hoy ha arrancado un proceso histórico en la economía de Venezuela que nos debe llevar (…) a una recuperación, a una estabilización de mediano plazo”, dijo el presidente en un contacto por Facebook Live.