En las vías colombianas cada vez hay más caminantes venezolanos que huyen de su país en busca de un mejor futuro. Su periplo es extremo: sufren hambre, sed, temperaturas extremas e insultos xenófobos. Semana estuvo con ellos.
Por Semana
Tras cuatro días de caminata desde Cúcuta, cientos de venezolanos enfrentan el punto más crítico de su travesía: el Páramo de Berlín. “Es rudo, rudo. Es demasiado triste ver cuantos venezolanos han muerto cruzando el Páramo, por el frío”, explica José Merchán, uno de los tantos migrantes venezolanos que caminan hacia Ecuador.
“Nunca nos dijeron que teníamos que pasar por este frío, estamos pasándola pero fuerte”, dice Lenis Fermín, quien realiza la travesía junto a sus familiares.
“Lo que hacemos, lo hacemos por el bien de nuestra familia allá en Venezuela, por nuestros hijos, esposas, padres, hermanos”, asegura Jorge Castillo
Por su parte, María del Pilar Figueroa, gestora solidaria con los venezolanos afirma que “todos los días yo veo pasar entre 170 y 180 diarias. Estoy colaborando con la gente venezolana porque realmente me ha partido el alma”.
El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) y varias organizaciones venezolanas hablan de 4 millones de personas que se fueron. Esto representa el 12,5% del total de la población.