Cada día son más las personas que se preguntan a sí mismas si es hora de irse o no del país, mis amigos me escriben, me llaman buscando un consejo y mi respuesta es siempre la misma: “la decisión es muy personal”.
El quedarse luchando en nuestro país o el aventurarse a otro tiene sus pros y sus contras pero, los que prefieren irse tienen que entender que no pueden contar con nada ni con nadie más que con sí mismos pues a pesar de que los venezolanos nos hemos ido organizando, conociendo y ayudando por medio de las redes sociales cada día son más las personas que llegan y los que estamos dispuestos a brindarles una mano no nos damos abasto para tanto.
Cuando estaba recién llegada creía que cinco dólares que le diera a cada una de las causas que me llegaban, una más grave que la otra, no era nada. Que mientras la tarjeta lo aguantara, era mi deber ayudar a todo el que pudiera. Hoy en día, los intereses me están ahorcando y no encuentro como salir de las deudas por no haber entendido a tiempo que no se puede socorrer a todo el mundo y menos si uno mismo no está bien con inmigración y trabajo.
Nuestro humilde salario al cambio es una fortuna pero en nuestra realidad eso apenas nos sirve para cubrir nuestras modestas cuentas.
Desde Venezuela, muchos se molestan con cualquier foto que publicamos porque según nos estamos dando la buena vida mientras ellos tienen que sufrir todas las penurias a las que el régimen se le ocurra olvidando que justamente si hoy en día muchos estamos lejos de casa es por luchar en contra de un tirano mientras otros dormían plácidamente.
“Cada quien es dueño de su propio destino”, dicen algunos, otros que se debe a la “suerte” y a pesar de ello siempre estamos inconformes y muy pocos damos gracias por las bendiciones recibidas por lo que si quieres emigrar, se consciente de que a donde vayas, a menos de que salgas con dinero suficiente como para montar tu propio negocio o tengas una oferta de trabajo segura, tendrás que ser humilde para hacer aquellas ocupaciones en las cuales nunca pensaste y por muy poco dinero.
Por lo que invito a reflexionar a todo aquel que sienta que ya no puede más con la situación del país y tomar en cuenta lo siguiente:
1.- El estado inmigratorio que se va a tener en el lugar al que se llega, para mí, el estar legal es lo más importante. En Miami les puedo recomendar al abogado John R De la Vega de quien les dejare la información de contacto al final del artículo.
2.- Vivienda, comida y transporte. En el país en el que vivo las normas hay que cumplirlas y cuando rentamos para una, dos, o tres personas no podemos tener “invitados” permanentes sin el riesgo de que nos corran. En Miami la renta y la comida son muy costosas, las distancias muy largas y el transporte público es terrible por ello anduve en bicicleta por tres años y medio.
3.- Trabajo. En Estados Unidos se necesita permiso para trabajar y aunque si bien hay quienes recomiendan diferentes artimañas como el hecho de usar papeles falsos yo les aconsejo que ni se les ocurra escuchar a esas personas porque con ello están arriesgando su estatus legal.
Finalmente, al momento de meditar, no olvides que Venezuela es nuestro verdadero hogar, un país lleno de gracia por el que vale la pena seguir luchando desde cualquier lugar donde nos encontremos, bien sea, por medio de organizaciones no gubernamentales como el Foro Penal que hoy en día tiene capítulos en diferentes ciudades del mundo, o de manera independiente; sin olvidar que unidos somos más.
@nasbly