Un 31 de agosto se apagaba la vida de Lady Di tras sufrir un accidente de tráfico en París. Han pasado 21 años, pero la que fuera esposa de Carlos de Inglaterra sigue siendo una figura fascinante rodeada de mitos y teorías de la conspiración, publica ABC de España
El 31 de agosto de 1997, el mundo se paró por un instante. Diana de Gales había fallecido en un accidente de coche junto a Dodi Al-Fayed mientras huían de unos fotógrafos en París. Una muerte que golpeó de lleno a los británicos, quienes perdían a su «princesa del pueblo».
La imagen de sus hijos, Guillermo y Harry de Inglaterra, caminando tras el ataúd de su madre fue una de las imágenes más duras que dejó su funeral. Fue la primera vez que Isabel II se encontró con el enfado de los ingleses por no volver inmediatamente al palacio de Buckingham y seguir con sus vacaciones en Balmoral. Un antes y un después que no ha cambiado una cosa: la fascinación por Lady Di.
La princesa de Gales sigue siendo una de las personalidades más queridas y extrañadas. Y su fallecimiento no impidió que siguiera protagonizando titulares. Su turbulenta relación con Carlos de Inglaterra parecía no ser suficiente para los tabloides, tampoco las teorías que apuntaban a que su féretro estaba vacío y que sus restos habían sido incinerados. O la larga lista de amantes que todavía hoy sigue ampliándose. Por eso, en abril de 2015, a Diana de Gales le salió una hija secreta.
De todos los rumores y teorías de la conspiración protagonizadas por ella, esta es sin duda la más absurda. Fue el periódico canadiense «Globe» el que aseguró que Sarah, una supuesta hija secreta de los príncipes de Gales, había viajado hasta Inglaterra para hablar con su padre y aclarar la muerte de su madre.
Pero, ¿cómo sería posible que el heredero al trono británico y su esposa hubieran tenido una hija secreta, quien además era 8 meses mayor que su primogénito? Una duda razonable a la que el medio daba una rocambolesca explicación: Diana de Gales fue sometida a varios test médicos antes de casarse con el príncipe de Gales para asegurar que podrían tener hijos. Para ello, los doctores extranjeron varios óvulos y semen de la joven pareja.
Hasta ahí, podría ser normal. Pero ahora viene lo increíble. El medio aseguraba que uno de los médicos que participó en el programa se llevó a su casa uno de los óvulos de Diana de Gales, fecundado por un espermatozoide del príncipe Carlos, y se lo implantó a su mujer. Nueve meses después, ahí estaba Sarah.
No contentos con su primera portada, la revista lanzó un segundo número en el que aseguraban que Guillermo de Inglaterra tenía curiosidad por conocer a su hermana, por lo que envió a Catalina de Cambridge a Nueva York para encontrarse a Sarah. «Se asombró cuando Kate le dijo que Sarah era la viva imagen de su madre», asegura la publicación.
«Globe» contra los Windsor
«La Reina Isabel sufre Alzheimer, está desorientada, confunde a su hijo Carlos con su marido». «Kate tiene un tumor». «Encontrado el asesino de Lady Di». Esas con algunas de las supuestas exclusivas que la revista promete a sus lectores. Publicada por primera vez en 1954, «Globe» hizo de inventar historias rocambolescas sobre la Familia Realbritánica su mejor nicho de mercado, aunque ninguna con el empuje internacional que tuvo la supuesta hija secreta de Diana de Gales.