El entorno de trabajo se convierte en un lugar tóxico nos arrebata nuestro equilibrio psicológico y nuestra salud. El trabajo de nuestra vida nos roba toda nuestra vida. Antes de llegar a ese punto y que sea demasiado tarde, hay que hacer un alto en el camino y pensar lo que podemos cambiar, reseña Rincon de la Psicología.
1. Porque no eres tu profesión. A pesar de que muchas personas se identifican con su profesión, es importante ser conscientes de que no somos únicamente un psicólogo, un abogado o un médico. Nuestra profesión, por mucho que la amemos, es tan solo una de nuestras distintas facetas, por lo que no debemos permitir que obscurezca el resto. Debemos tener cuidado con esa mentalidad de rol, con confundir la profesión con nuestra identidad, dejando que esta nos defina completamente porque terminaremos siendo una versión limitada de lo que podríamos ser.
2. Porque no hay “éxito” sin salud mental. Los reconocimientos, las bonificaciones y los títulos elegantes no pueden hacer que recuperemos nuestra salud una vez que la hemos perdido. Si comes encadenado al escritorio o respondes correos y mensajes a mitad de la noche, a largo plazo eso te pasará factura. Y no vale la pena pagar con nuestra salud mental o física. De seguro tu epitafio no se referirá a lo rápido que respondías a los correos electrónicos o a cuán eficiente eras. No cometas el error de cambiar éxito por salud, y de confundir “una buena vida” con una “vida de bienes”.
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