El comienzo del nuevo año escolar para las escuelas que fungen como refugio para los afectados por las lluvias fue pospuesto para el 1 de octubre. Sin embargo, los refugiados manifestaron su preocupación, ya que hasta ahora no se les ha informado sobre dónde serán albergados, pues sus casas siguen inhabitables debido al alto nivel del agua, producto de la crecida del río Caroní. “No he escuchado ninguna noticia. El que sabe es Dios si el agua baja y podemos volver”, lamentó Casie Otto, refugiada en la Escuela Wenceslao Monserratte, de Puerto Ordaz, publica Correo del Caroní.
Más de 20 escuelas del municipio Caroní en Bolívar fungen como refugios a familias afectadas por las lluvias. El inicio de clases en estas instituciones fue pospuesto para el 1 de octubre, según informó el ministro Aristóbulo Istúriz, fecha en la que los refugiados deberían estar reubicados. Sin embargo, hasta ahora desconocen de un plan de reubicación: las autoridades no les han dado información.
En la Escuela Wenceslao Monserratte hay 18 familias refugiadas. Érika Carvajal, docente de esta institución y representante del Colegio de Profesores en Caroní, señaló que aún no han recibido respuesta de los entes gubernamentales sobre dónde serán reubicados: todos están a la expectativa.
La concejala Aida González desestima que de aquí al 1 de octubre, estas instituciones estén habilitadas para el regreso a clases.
“Sigue lloviendo, el río sigue creciendo… yo dudo que inicie el año escolar el 1 de octubre, a menos que el Gobierno dé respuesta a los refugiados y puedan reubicarlos en otros sitios. No vemos posibilidades de que esto pueda mejorar”, denunció González.
Refugiados en incertidumbre
“No he escuchado ninguna noticia. El que sabe es Dios si el agua baja y podemos volver”, dijo Casie Otto, una de las refugiadas en el Wenceslao Monserratte.
Hannys Castro lleva dos meses como refugiada. Reside en el sector Los Oleandros. Ingresó con ocho meses de embarazo y con paludismo, enfermedad para la cual recibió su tratamiento, pero un poco más y le toca dar a luz en la institución, pues pasó dos días con dolores hasta que fue llevada al Hospital Uyapar, en Puerto Ordaz. Tras horas sin ser atendida, en pleno pasillo, mientras la trasladaban a sala de parto “el bebé se me estaba saliendo. Casi paro en el pasillo. Eso es horrible, allí no hay nada”. Afortunadamente el pequeño está sano.
Su casa todavía está inhabitable. A su mamá, quien es la que acude diariamente a la vivienda, el agua le llega casi al pecho.
“Estamos preocupados, porque no tenemos a dónde ir, toda nuestra familia vive en Colombia”, agregó Castro.
Más deserción
La concejala González destacó que no solo en las escuelas que fungen como refugio no iniciaron las clases. La mayoría de las instituciones -señaló- estuvieron casi desiertas por las condiciones de los planteles que no recibieron mantenimiento, pero también porque representantes no han podido comprar uniformes y útiles escolares.
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