Mientras Nicolás Maduro, acomodando el Rolex que lucía en su mano derecha, aseguraba que era un “humilde obrero” cuando hablaba ante una escasa concurrencia en la Organización de Naciones Unidas sobre el “sistema de protección social” que su régimen supuestamente ha creado para los venezolanos, el cadáver de Ender Bracho era enterrado en el patio de su propia casa, debido a que sus familiares no tenían recursos para darle cristiana sepultura en un cementerio.
El suceso, ocurrido en la ciudad de Maracaibo, es un fiel retrato del fracaso del “socialismo del siglo XXI”, que aniquiló un estado petrolero como el Zulia y lo sumergió en una crisis humanitaria que afecta a toda Venezuela: a sus 39 años, Ender Bracho murió tras padecer una infección en el oído lo que se complicó debido a la falta de medicinas así como por sufrir de desnutrición severa, según el testimonio de sus parientes que ha sido difundido a través de distintos medios de comunicación.
Y es que de nada le valió a Maduro ese viaje desesperado, que días antes había asegurado que no haría, para intentar retratarse con Donald Trump, y pronunciar un pobre discurso en la OEA, pródigo en falsedades y que resultó hasta vergonzoso con ese tono de súplica al presidente de Estados Unidos para que aceptara una reunión y estrecharle la mano… ¡Qué pena con ese señor!
Nadie se comió sus embustes y sus tretas comunistas, el mundo está claro en que su régimen ha provocado la peor crisis migratoria en la historia de América, tal como lo señaló el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien agregó que niños venezolanos llegan a su país con difteria y otras enfermedades que ellos han debido atender.
Asimismo, ni los jefes de Estado de Colombia, Chile, Perú, Argentina, Panamá, y por supuesto Estados Unidos, dejaron fuera de sus discursos en la ONU el desastre en el que se ha convertido Venezuela tras dos décadas de Hugo Chávez y Maduro en el poder.
De paso, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una histórica resolución en la que exhortó a “Maduro y su combo” a aceptar la ayuda humanitaria internacional “para paliar la escasez de alimentos y medicinas” que afecta a los venezolanos.
Pero la guinda de la torta fue la demanda interpuesta por Colombia, Argentina, Chile, Paraguay, Perú y Canadá ante la Corte Penal Internacional para que investigue los crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela desde el 12 de febrero de 2014. En este punto, es preciso recordar que el Estatuto de Roma no juzga a los Estados, como lo hace el sistema interamericano conformado por la Comisión y la Corte Interamericana de los DDHH, sino que va contra los funcionarios que cometen los delitos, que además son imprescriptibles, y acá todos sabemos quienes son los que ejecutan esas atrocidades.
Ya no creo que Maduro “duerma como un bebé”, la comunidad internacional ya sabé qué su maligno régimen es el que ahuyenta a los venezolanos de su patria y coordina acciones para “erradicar las causas” que provocan la diáspora –tal como dijo el presidente panameño Juan Carlos Varela-, y de remate, Trump se burla de los asustadizos militares “chavistas y socialistas” y reitera que “todas las opciones” siguen sobre la mesa.
Ramón Flores
Diputado a la Asamblea Nacional
Presidente del Parlamento Amazónico
@liderhumano