En la tarde de este lunes 1 de octubre de 2018, a la edad de 84 años, falleció en la isla de Margarita una de las figuras más importantes de la historia del motociclismo deportivo de Venezuela: Pedro José Betancourt.
Nota de Prensa
Comenzó a competir por una simple casualidad. En 1952, cuando apenas contaba con 18 años de edad, el espigado y delgado Pedro José Betancourt – caraqueño de pura cepa nacido en la parroquia San Juan el 18 de enero de 1934 – le compra una moto a un señor italiano al que su esposa le impidió que tomase parte en las carreras.
A partir de entonces se inicia una trayectoria pletórica de triunfos no solo en Venezuela sino también en Suramérica, enfrentándose a los grandes especialistas de los años cincuenta, sesenta y setenta, convirtiéndose en 1972 en una de las referencias del nuevo fenómeno del motociclismo venezolano, Johnny Cecotto, a quien le transmitiría buena parte de su experiencia y consejos.
En su temporada de estreno, Pedro José Betancourt se consagra campeón nacional novatos al manillar de una británica Velocette de 350cc. Gana 7 carreras y se titula invicto en 1952. Sería el primero de al menos una docena de cetros que alcanzaría en 25 años de impoluto desempeño, transformándose en uno de los centauros con mayor cantidad de pergaminos en la motovelocidad.
A pesar de su juventud que contrastaba con la experiencia de buena parte de sus rivales, Betancourt tuvo oportunidad de medirse a los apasionados inmigrantes europeos que hicieron de Venezuela su segundo hogar y que le dieron forma al naciente motociclismo deportivo nacional: italianos, alemanes, españoles, húngaros, enriquecen e incrementan el nivel competitivo junto al talento local que tiene en José Antonio Vivas a su representante más emblemático.
Pedro José Betancourt no vacilaba en calificar al “Negro” Vivas como el piloto más rápido al que le tocó enfrentar, eso sí, siempre y cuando lograse mantenerse sobre la moto, porque de ser así, resultaba imposible superarlo. Y es que en su dilatada trayectoria, a Betancourt – ya con 38 años de edad – rivalizó y también superó a un adolescente que cambiaría para siempre la historia del motociclismo venezolano: Johnny Cecotto, con quien compartiría equipo en los años 73 y 74 dentro de las filas del team Venemotos-Yamaha.
La disciplina como norma
Tal era la meticulosidad y seriedad con la que preparaba sus presentaciones, que Pedro José Betancourt evitaba cualquier tipo de distracciones incluso una semana antes de cada competencia, en lo que él mismo calificaba como una disciplina que rozaba en el orden militar, receta que señalaba como fundamental para alcanzar el éxito en las carreras.
Después de competir con una Velocette 350cc del equipo Moto Palace de Jack Oriol, queda subcampeón expertos de 1953 detrás de Pablo Mihalka y además participa en Lima, Perú, en el circuito La Herradura. Al año siguiente Pedro José Betancourt se integra al equipo AROS, dirigido por el ciclista olímpico Julio César León. Con las motos inglesas AJS, Betancourt logra sus primeros títulos en las categorías superiores 500 y 350cc, midiéndose en apasionantes duelos a centauros de la talla de Alfredo Ruiz Gabaldón, Ferrucio Dalle Fusine, Guillermo Maas, Lambert Danzer, Félix Rivero, Andrea Ippolito, Luis Gómez, Agustín Cangas, Juan Vicente León y por supuesto, José Antonio “El Negro” Vivas.
En 1959 Pedro Betancourt triunfa en Chile en el trazado Los Benedictinos, en Viña del Mar, lo hace en la clase 350cc y queda segundo en 500cc detrás de Andrea Ippolito, prueba en la que confrontó problemas con los frenos de su máquina. Participa en Argentina en el Suramericano de 1960. Fue la primera ocasión en la corrió en un escenario permanente (Buenos Aires) y lo hizo en dos pruebas y también tomó la salida en un trazado urbano en Córdoba, pero no pudo participar en Mar del Plata al tener que devolverse a Caracas porque el hermano menor de Ferrucio Dalle Fusine, Benigno, había fallecido en un accidente de tránsito.
Para la expedición en el invierno argentino, Pedro José Betancourt llevó una Matchless de medio litro y muchos repuestos de Norton, equipos que dejó allá en Buenos Aires al completar un buen acuerdo económico. Esa máquina posteriormente haría historia en el motociclismo argentino gracias a Jorge Kissling y Benedicto “Chiche” Caldarella, al cruzar la meta en primer lugar en los Grandes Premios de Argentina de 500cc de 1961 y 1962, las únicas dos conquistas de la firma inglesa en el motomundial, pruebas en las que los venezolanos no participaron, como tampoco los principales ases europeos.
Regreso a las pistas y nuevas glorias
Pedro José Betancourt se retira de las carreras a comienzos de los sesenta (se eliminaron las motos de alta cilindrada al entrar en vigencia una prohibición de importación), y dada su corpulencia, daba mucha ventaja frente a los hábiles y menudos especialistas que llevaban los pequeños bólidos de 50cc que se emplearon en las denominadas Vueltas a Venezuela de ese primer lustro. Pero a fines de 1965 vuelve a colocarse el traje de cuero negro gracias a la insistencia de Andrea Ippolito, quien lo motiva y lo involucra en el aspecto comercial junto a la marca Yamaha y la empresa Venemotos, Pedro José inaugura el primer negocio junto a sus hermanos en Puente Hierro, Caracas.
Aparte de la velocidad en asfalto donde vuelve a coleccionar coronas en el cuarto de litro con las nuevas máquinas con motores de dos tiempos, las Yamaha YDS, Betancourt – quien en esta nueva etapa se identifica con el número 21 – también se incorpora en la naciente modalidad de motocross, adueñándose de un par de títulos en las categorías 100 y 200cc entre 1967 y 1968.
En el campo internacional, es la figura estelar del poderoso escuadrón venezolano que viaja y triunfa en Lima en el Bolivariano de 1968 realizado en el Campo Marte al capturar dos títulos en las divisiones 250cc y 100cc, mientras se pierde una competencia en Chile porque al colocarse la vacuna de la fiebre amarilla, le produce una reacción alérgica que le impidió acompañar a la delegación. Un año antes había asistido a Mosport, Canadá, donde por primera vez se realizaba el Grand Prix de esa nación, aunque lo hizo en calidad de espectador.
Entrada la década del setenta, “El Loco”, como también le conocían cariñosamente a Pedro José (aunque no por un tener comportamiento díscolo, errático ni nada parecido, sino por su habilidad extrema al manillar de una moto de carreras) participa con éxito en las 500 Millas de Interlagos, en Sao Paulo, Brasil, justa en la que hace dupla con su amigo Ferrucio Dalle Fusine en una Yamaha 350cc, apoderándose del tercer lugar en 1972 y el segundo en 1973, temporada en la que sumó su última diadema, con casi 40 años, en la división 250cc al superar al mismo Dalle Fusine, mientras en Fuerza Libre concluye tercero detrás de Ferrucio, ambos superados por el nuevo monarca de 17 años, Johnny Cecotto.
A lo largo de su prolongada e intachable trayectoria deportiva que se extendió a lo largo de casi un cuarto de siglo, su preparación física, impecable manejo y preciso estilo, le permitieron a Pedro José Betancourt apenas protagonizar un mínimo número de caídas y accidentes (solía recordar uno a comienzos de su carrera en la subida Mare-Pedro García de Maiquetía a Caracas del que escapó de sufrir serias consecuencias), transformándose en uno de los cinco centauros con mayor cantidad de coronas y victorias en la historia del motociclismo de velocidad en Venezuela.
Fue testigo y protagonista de la transición que supuso correr en las calles de las ciudades, rozando aceras, postes y el propio público, a hacerlo en los circuitos permanentes; de manejar pesadas y potentes monocilíndricas inglesas de 4 tiempos a las ágiles pero también frágiles de 2 tiempos japonesas; de los cascos Crowmell abiertos a los integrales; de los trajes de dos piezas de cuero negro a los multicolores, pero sobre todo sirvió como tutor y enlace generacional que llevaría a Venezuela a lo más alto del motociclismo mundial gracias a los excepcionales Johnny Cecotto, Carlos Lavado, Iván Palazzese y Aldo Nannini, entre otros ases.
La trayectoria en las pistas de Pedro José Betancourt fue reconocida no por los entes y las naciones en las que logró sus mayores hazañas deportivas, sino por la mismísima Federación Internacional de Motociclismo (FIM), cuando en el año 2000 recibió en la isla de Margarita una medalla de manos del presidente de ese organismo, el italiano Francesco Zerbi.
A los 84 años se marchó don Pedro José Betancourt, quien en diciembre pasado – siempre en tierras neoespartanas – recibió un último detalle del ambiente de las carreras, cuando el también multicampeón caraqueño de motovelocidad y motocross, Nelson Pérez, le hizo entrega del botón, afiche y una camiseta homenaje al ser uno de los pioneros de la historia del motocross venezolano, especialidad que en 2017 cumplió medio siglo de existencia.