Francia rindió hoy un homenaje nacional al cantante Charles Aznavour, fallecido el pasado lunes a los 94 años de edad, un último adiós oficial al que asistieron los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y Armenia, Armen Sarkissian.
Por expreso deseo de su familia, la ceremonia no tuvo el carácter popular que en diciembre pasado se le dio a la de Johnny Hallyday, otro mito de la música francesa, cuyo féretro recorrió calles del centro de París rodeado por cientos de miles de fans.
En esta ocasión, fue el palacio de los Inválidos, hasta hace poco reservado a actos militares, quien acogió una ceremonia a la que solo asistió un millar de personas, la mayor parte de ellos autoridades y representantes del mundo del espectáculo, tanto de Francia como de Armenia.
Una pantalla gigante en el exterior del edificio permitió a varios centenares de fans seguir el acto en directo.
Estuvo marcado por la sobriedad, y solo cobró un tono más emotivo al final, cuando el coro de la guardia republicana francesa entonó “Emmenez-moi”, uno de los más célebres títulos del repertorio de Aznavour.
“Llévenme al final de la tierra, llévenme al país de las maravillas. Creo que la miseria sería menos penosa al sol”, decía en este tema cantado mientras el féretro abandonaba el patio de armas para dirigirse a la catedral armenia de París, donde iba a tener lugar un acto religioso reservado a la familia.
El entierro, también en la intimidad, está programado para mañana en la localidad de Montfort-l’Amaury, a las afueras de París, donde reposan sus padres y su hijo Patrick, fallecido a los 25 años.
Macron y el primer ministro armenio, Nikol Pachinian, pasaron revista a las tropas y escucharon los himnos de Armenia y Francia, antes de que el féretro del cantante entrara en el patio de armas de los Inválidos arropado por la bandera francesa y con la música de “Dle Yaman”, una melodía tradicional del país de sus antepasados tocada con el instrumento local duduk.
El jefe del Gobierno armenio elogió la abnegación de Aznavour para triunfar en “una vocación en la que solo él creía”. Igualmente destacó su compromiso con su país, en particular por la cuestión del genocidio hace un siglo de los armenios que vivían en el imperio otomano y que Francia reconoció como tal hace unos años.
Pese a que no le conoció personalmente, Pachinian dijo considerarlo, al igual que sus compatriotas, “un pariente cercano” porque “los problemas de Armenia eran los suyos”.
Lamentó que no pudiera cumplir su deseo de conocer “la nueva Armenia”, algo que tenía pensado hacer la semana próxima, cuando iba a acompañar a Macron a la cumbre de la francofonía que tendrá lugar en Ereván.
El presidente francés elogió la figura del cantante, su ejemplo de integración en Francia, donde nació después de que sus padres huyeran de su país. También se refirió a cómo a través de la canción “se convirtió en uno de los rostros del país”.
“Cada francés tiene su Aznavour íntimo, que nos habla de forma personal”, afirmó Macron, que señaló que “mientras unos se convierten en franceses por la sangre derramada por la patria, otros lo hacen por encumbrar el idioma francés”.
“Siempre dijo tener una deuda con Francia pero, por pudor, nunca dijo todo lo que gracias a él Armenia aportó a Francia”, agregó.
“Con trabajo y voluntad impuso a todos su inmenso talento y hoy impone a todos su ejemplo, no solo de determinación, también de amor y de pasión, por los demás, por las palabras, por Francia”. subrayó Macron, que señaló que “en Francia los poetas no mueren nunca”.
En el acto también estuvieron los expresidentes Nicolas Sarkoy y François Hollande, varios miembros del Gobierno así como artistas como Jean-Paul Belmondo, que había almorzado con Aznavour dos veces la pasada semana, Mireille Mathieu, Enrico Macias o Eddy Mitchell.