Después de dos años de investigaciones, la Fiscalía y la Dijín creían tener listo uno de los operativos más grandes de lavado de activos, que afecta a Alex Saab, el empresario colombiano en la mira del FBI, la DEA y autoridades de otros países por sus presuntos nexos con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, del que dicen sería su testaferro.
Por: Unidad de Investigación de El Tiempo de Colombia
En efecto, aunque Saab vive tranquilo en París, en Colombia se encontraron decenas de exportaciones, presuntamente ficticias y superiores a los 25.000 millones de pesos (poco más de 8 millones de dólares), que lo podrían contra las cuerdas. El blanqueo está vinculado a Shatex, una firma de comercio de textiles ligada a sus hermanos (Amín y Luis) y a su exesposa (Cintia).
Según fuentes de alto nivel de la Fiscalía, desde 2011 hasta 2014, la empresa movió plata por Canadá, Estados Unidos e Inglaterra. Y, aunque era aparentemente próspera, cerró sus puertas en 2016, cuando empezaron las investigaciones sobre sus exportaciones de textiles.
Según la investigación, un patrullero vinculado a la Dijín, e identificado por el diario ‘El Espectador’ como Eddier Pinto, terminó por hacer trizas años de rastreos.
En septiembre pasado, Pinto empezó a contactar a Mario Germán García Palacio, allegado a Saab, y le empezó a ofrecer información sobre el proceso. El agente de la Dijín hizo lo propio con María Paula Escorcia, una de las abogadas de la oficina de Abelardo de La Espriella, defensor de Saab, a quien había conocido en 2012 en un curso de criminalística.
García accedió a reunirse con él en un hotel cinco estrellas y al parecer también le habría entregado 800.000 pesos, supuestamente para comprar un celular con el que le pudiera pasar la información. El patrullero también se reunió con Escorcia, a quien le dijo que además de la indagación por lavado contra la familia de Saab venía otra en camino por financiación de terroristas Hezbolá.
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