Recibir un resultado positivo en VIH trae consecuencias no sólo para quien vive con el virus, sino para todo su entorno. Pueden aparecer muchas dudas e interrogantes acerca del estado de salud de la persona y de cómo puede ser la convivencia con el resto de los miembros de la familia.
“Muchas veces la falta de conocimiento o información acerca del virus y todo lo que se relaciona con él, puede traer como consecuencia el miedo o falsas ideas, lo que conlleva a la estigmatización que provoca deshumanización, amenaza y aversión hacia la persona que vive el virus”, aseguró Jhonatan Rodríguez, presidente de la Organización StopVIH.
Por otro lado, Rodríguez señala “es preocupante que, dentro de su mismo entorno, una persona con VIH enfrente rechazo o miedo por parte del resto de la familia o amigos, o guarde silencio sobre su condición. Justo en momentos cuando más necesita el apoyo, comprensión y cariño de sus allegados”.
La convivencia no es una relación de riesgo, el VIH no es un virus que se transmita fácilmente, pues no se contagia, es decir, no vive fuera del organismo, necesita que uno de los fluidos donde habita encuentre un punto de entrada en el organismo de otra persona y esto lo debe tener claro la familia y el entorno, para que no se genere discriminación.
La persona que vive con el virus debe aceptar, luego de su “duelo” tras la noticia, su nueva realidad, acudir a atención médica profesional y sobre todo, visitar al psicólogo, quien por su experticia dará las recomendaciones y le hará entender que, gracias a los avances de la ciencia médica, llevando el tratamiento adecuado y cambios en los hábitos diarios (ejercicios y alimentación), pueden vivir más y mejor y así lo debe entender su entorno.
Nota de prensa.