La Asamblea General de la ONU votará este miércoles una resolución para pedir el fin del embargo estadounidense sobre Cuba, un llamamiento que ha aprobado cada año desde 1992.
La Asamblea General, en la que se sientan los 193 Estados miembros de Naciones Unidas, respalda habitualmente con mayorías abrumadoras este documento, que no tiene carácter vinculante.
Hace un año, el texto impulsado por Cuba obtuvo el apoyo de 191 países y los únicos votos en contra de Estados Unidos e Israel, que el año anterior se habían abstenido por primera vez en medio de la política de acercamiento impulsada por la Administración de Barack Obama.
De la mano de Donald Trump, EE.UU. ha vuelto a endurecer su postura ante la isla y a oponerse a la resolución en la Asamblea General.
En esta ocasión, EE.UU. está tratando de impulsar una serie de enmiendas al texto, para que incluya críticas a la situación de las libertades y los derechos humanos en Cuba.
Se trata de ocho enmiendas que, por ejemplo, expresan preocupación por la falta de “libertad de expresión”, la “ausencia de independencia judicial” o los “arrestos y detenciones arbitrarias” y que piden que se “libere a personas detenidas arbitrariamente por el legítimo ejercicio de sus derechos humanos”.
Cuba, mientras tanto, ha denunciado que las enmiendas son una “maniobra diplomática” de EE.UU. para intentar restar apoyo a la resolución contra el embargo.
Las autoridades cubanas confían en que la Asamblea General rechace las propuestas estadounidenses, como hizo en 2006 cuando Australia planteó cambios parecidos al texto.
La ONG UN Watch, en un comunicado, destacó la importancia de las enmiendas, que harán que “por primera vez en más de una década Naciones Unidas considere un borrador de resolución que se centra en la opresión del pueblo cubano por parte de su propio régimen dictatorial”.
“Estas nuevas enmiendas marcan un momento importante y confiamos en que una mayoría de los Estados esté a la altura”, dijo Hillel Neuer, directora ejecutiva de esta organización de derechos humanos con sede en Ginebra.
Como cada año, Cuba ha trasladado a la comunidad internacional un informe sobre el impacto causado por el embargo desde 1960 y que, en este caso, valora en 933.678 millones de dólares los daños causados, con base en un cálculo basado en la depreciación actual del dólar frente al valor del oro.
Cuba y EE.UU. viven uno de los momentos más bajos en sus relaciones desde que en diciembre de 2014, con Raúl Castro en la Presidencia de la isla y Obama en la Casa Blanca, los países anunciaron la normalización de sus relaciones diplomáticas tras medio siglo de enemistad.
Con Trump, EE.UU. ha revertido esa política y el discurso contra La Habana.
En las últimas semanas, esa tensión entre los dos países se ha escenificado en Naciones Unidas.
Este mes, EE.UU. impulsó en la sede de la organización un acto para denunciar la situación de los derechos humanos en la isla, que fue boicoteado con gritos y golpes sobre las mesas por diplomáticos cubanos y bolivianos.
Tras ese episodio, la embajadora estadounidense, Nikki Haley, ha pedido a Naciones Unidas que tome medidas contra los implicados y que fuerce a sus países a pagar supuestos desperfectos causados.
EFE