Histórica equivocación que ha facilitado anomia y anarquía, que ha costado la involución hacia el desastre actual ante los avances de una modernización e institucionalización que no se ancló en el sentido del logro, la producción eficiente, el esfuerzo y los méritos como palancas de movilidad y ascenso social sino en la cultura rentista dominada por un Estado interventor y populista.
María Valiente, como se la ha llamado por sus acciones y discursos consecuentes con una visión de país que aspira a la prosperidad por el trabajo, la preparación intelectual, la probidad y ética públicas, escogió luchar para construir la Venezuela deseable sin clientelismo, forjando futuro cerca de la gente más desasistida, contribuyendo a formar una mentalidad basada en valores y decencia, en una democracia exigente y en el llamado a los mejores. Liderazgo sin probidad es un azote, lo sabemos. Prefirió la lucha a favor de la dignidad de muchos y construir el poder como servicio público en lugar de estar cómodamente, sin penurias, como un porcentaje mínimo de gente que en Venezuela vive sin sufrir los estragos de la necesidad y del hambre.
Desde afuera, muchos están con el corazón en Venezuela y se preparan cada día mejor, trabajan en las más disímiles tareas, incluso que no tienen que ver con su formación profesional, porque siguen apostando por el país
La educación superior recibida y los valores morales y cívicos que practican estas verdaderas élites que honran su gentilicio, los protege frente al sometimiento y el envilecimiento atroces de más del 80% de una población sumisa o resignada, con mentalidad inmediatista, acostumbrada a que un Estado aún todopoderoso, concentrador del poder, mentiroso, con una estructura amiguista a la que le es inherente la corrupción, asistencialista y paternalista, domine a las mayorías en grave precariedad mediante coacción económica, miedo y chantaje.
Desde afuera, muchos están con el corazón en Venezuela y se preparan cada día mejor, trabajan en las más disímiles tareas, incluso que no tienen que ver con su formación profesional, porque siguen apostando por el país para volver a aportar, cuando se recuperen decencia, Estado de derecho y democracia, en el arduo
proceso de reconstrucción indispensable en todos los ámbitos.
En el país, muchos también siguen luchando pese a las adversidades y a la barbarie de un Estado forajido. Contra la demagogia, el facilismo y la mentalidad pícara y tramposa como mecanismos de participación, toda esta gente que no pierde la esperanza a pesar de la zozobra, constituye una gran reserva moral, intelectual, profesional, cívica, cultural y económica, dispuesta a tomar las riendas de la responsabilidad, el trabajo, el sentido del logro y los méritos. Se puso en evidencia con el respaldo unánime y multitudinario a una dirigente que no se doblega. Lamentablemente para una mayoría cada vez más despojada hasta de su dignidad, la desolación no tiene límites y se puso también en evidencia con el ataque bajo y vil contra María Corina Machado de grupos manipulados por un régimen sin escrúpulos.