Con flores, globos y banderas azul y blanco sobre la tumba, centenares de nicaragüenses recordaron este viernes a los muertos que dejaron las protestas antigubernamentales, en las que murieron al menos 320 personas.
AFP
Sentada sobre la tumba de su hijo Matt Romero, en el cementerio Milagro de Dios de Managua, Tania Romero lloraba desconsolada la pérdida del adolescente, una de las últimas víctimas de la violencia que envuelve al país desde abril, cuando comenzaron las protestas.
“No se muere quien se va, solo mueren quienes son olvidados”, se leía en la playera que vestía Romero, acompañada de otros familiares.
Matt Romero, de 16 años, murió el 24 de septiembre mientras participaba en una marcha opositora en el sector oriental de Managua al recibir un certero disparo en el pecho, por el cual sus parientes culpan a las autoridades.
Organizaciones opositoras convocaron a las familias a recordar a las víctimas de la violencia decorando sus sepulcros con globos, flores y los colores azul y blanco de la bandera nacional.
Algunas personas aprovecharon la ocasión para desplegar la bandera entre las sepulturas, como una forma de protesta contra el gobierno de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
Bajo vigilancia
La policía declaró ilegales las marchas que no cuentan con permiso expreso. Los opositores consideran que esa disposición contraviene el derecho a la libre movilización consagrado en la Constitución.
Cientos de policías y patrullas fueron desplegados dentro y fuera de los cementerios, una medida calificada de “intimidatoria” por algunos visitantes.
En ese ambiente fue detenido por sexta vez el maratonista y opositor Alex Vanegas, quien hacía su habitual carrera en solitario en el cementerio Milagro de Dios.
“¿Por qué me detienen?”, peguntó el deportista, 60 años , mientras decenas de personas intentaban evitar que lo llevaran detenido.
El despliegue de la policía en los cementerios “es porque tienen miedo que los muertos les salgan (…). Creen que están armados”, dijo con ironía Martha Fuentes (60).
Gladys González, de 55, criticó las medidas de seguridad para ingresar al predio: “Vea qué horrible esa entrada, ahí se desmayó una persona, está bien lleno”, dijo, indicando que solo uno de los portones de acceso había sido abierto.
Las protestas estallaron el 18 de abril contra una fallida reforma a la seguridad social que derivó en la demanda de salida de Ortega y Murillo.
Ortega, con 11 años en el poder, es acusado por opositores de corrupción, nepotismo e instaurar una dictadura junto a Murillo.