Esta frase la solía repetir Teodoro Petkof que la tomó de Franklin Delano Roosevelt y, creemos que esta frase retrata buena parte de la experiencia vital de este gran venezolano. Hombre inquieto que se incorporó a la política en 1949 en las filas del Partido Comunista de Venezuela (PCV), siendo uno de sus dirigentes jóvenes en la lucha contra la Dictadura de Pérez Jiménez. Esta insignia significante lo representa como una persona de gran agilidad intelectual, firme en la lucha, pero crítico y alerta, lo que siempre lo llevo a rechazar los dogmatismos mineralizados propios de la época que le toco vivir.
Durante la lucha guerrillera que comenzó en los años sesenta se incorporó a esa lucha, pero no tardó mucho en entender que ese era un camino a la nada y se convirtió en un crítico de este proceso entre otras cosas porque el PCV, aunque estalinista no le fue incondicional a Fidel Castro. Lo que abrió un espacio para la disidencia que se convirtió muy pronto en 1968 con la invasión soviética a Checoslovaquia en una rajadura por donde fluiría una crítica de corte. Teodoro expandió su pensamiento crítico que buscó la formulación de una vía emancipadora por la vía democrática y la construcción un nuevo instrumento que fundo en 1971 el Movimiento al Socialismo (MAS); que llego a representar una innovación de alta consideración al legitimar la lucha de tendencias en el seno de la organización. Una ruptura con el centralismo democrático que había sido lo normal en muchos partidos de origen marxista y que fue adoptado por AD.
Su libro “Checoeslovaquia el socialismo como problema” le proporciono un reconocimiento de autenticidad como pensador y político cuando fue calificado como traidor por Leónidas Brezhnev el Secretario General del PCUS. No se podían ostentar mayores credenciales de anti-dogmatismo y capacidad para cambiar que este galardón proporcionado por una de las figuras más poderosas del mundo. Teodoro mostró un inmenso valor en un momento en que abandonar el comunismo traía inmensos costos personales y políticos y los corrió sin titubeos.
Este talante personal que lo llevo siempre de la crítica a la acción lo convirtió en el inaugurador de una nueva tendencia política mundial, la del socialismo democrático, la que luego se haría una tendencia intelectual y política asumida por políticos que rompían con el comunismo en España e Italia donde se cuentan hombres de la talla de Santiago Carrillo y que se popularizó como el Euro-comunismo. Teodoro fue un anticipador y un teórico de esta nueva tendencia que no rompía con el marxismo sino con el estalinismo que fue el extravío protervo de la izquierda mundial.
Teodoro fue el inspirador en nuestro país de un potente movimiento cultural, intelectual, político que tuvo un impacto más allá de su propia organización y que se proyectó sobre las universidades, el teatro, el periodismo entre otros espacios. Él mismo fue un gran polemista, escritor, editor y articulista de fina y cortante pluma donde no hizo concesiones al oportunismo de ocasión.
Fue una de las figuras que se opuso a Hugo Chávez Frías y se retiró del MAS cuando su dirigencia de turno decidió apoyar al golpista, su frase en ese momento fue: “los espero en la bajadita”. Fue una figura que orientó con gran vigor la lucha contra lo que se veía iba a terminar en dictadura. Ayudo a encaminar a la oposición por el camino de la lucha democrática cuando en 2006 declina su candidatura para darle paso a que Manuel Rosales enfrentará en las elecciones a Chávez después del desastroso revés autoinflingido en la abstención opositora en las elecciones legislativas del 2005. El camino democrático desde ese momento hasta ahora permitió amasar un potente capital político que ha permitido enfrentar a la dictadura chavo-madurista.
Vaya para sus familiares y amigos mi más profundo reconocimiento a este gran venezolano QEPD.
Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog