María Corina Machado (Caracas, 1967) y algunos de sus seguidores fueron agredidos hace dos semanas con golpes, botellazos y palos por una turba de militantes chavistas y empleados de la alcaldía de Upata, pueblo en el cual hacían un recorrido político, en el estado Bolívar, al sur selvático del país. La dirigente sufrió personalmente varias contusiones. Las zonas auríferas del macizo guayanés, decretadas como estratégicas por el Gobierno de Nicolás Maduro, concitan toda suerte de ilícitos, que han sido denunciados por Machado, y son objeto de negras leyendas en torno a los intereses creados de grupos irregulares, políticos y militares codiciosos y explotadores ilegales.
Fundadora de Vente Venezuela, Machado, que ya había sido advertida de lo que le podía suceder si visitaba las zonas mineras, recorre el país en automóvil todo el tiempo. Está al frente de los sectores más intransigentes de la oposición a Maduro. Hace dos años que abjuró de la unidad de las fuerzas críticas con el chavismo como criterio sagrado. La rigidez de sus opiniones le ha impedido extender alianzas. La coherencia y la continuidad de sus postulados en esta etapa de la crisis venezolana, sin embargo, le han hecho ganar en autoridad y credibilidad. Ella, en cualquier caso, busca difundir su mensaje.
Pregunta. ¿Cómo evalúa los intentos del Gobierno español de Pedro Sánchez para tratar de comprometer al Gobierno de Venezuela con un acuerdo político con la oposición?
Respuesta. La comunidad internacional debe asumir que frente a un Gobierno mafioso como el de Maduro no hay punto medio. La operación que plantea España al régimen le es muy efectiva. Cuando siente que las presiones internas y externas se sincronizan para buscar el quiebre de la dictadura, diseñan estos mecanismos para descomprimir y darle oxígeno a Maduro.
P. ¿El Gobierno gana oxígeno? Maduro políticamente no está ganando nada.
R. Eso es lo que va a ocurrir en esta oportunidad. Ni los venezolanos lo aceptan, ni la comunidad internacional cae en esa trampa. Hay condiciones que han cambiado frente a los cuatro intentos previos de falsos diálogos, que sí le hicieron el favor a Maduro, sí lo ayudaron a desmovilizar a la opinión pública. Luego de los cuatro meses de protestas en el 2017, en los cuales convocamos a un referéndum popular y se manifestaron contra Maduro, por la Asamblea Nacional y la democracia, siete millones y medio de venezolanos; luego de una farsa en la gestación de la Constituyente, que 50 países desconocieron, apareció el diálogo de marzo, en la República Dominicana, en la cual cayó un sector de la comunidad internacional y la dirigencia. Aquí hay dos posiciones: quienes dicen que Maduro debe quedarse y quiénes pensamos que Maduro debe salir ya del poder. Entre quienes sostienen que Maduro debe quedarse hay inserto un pequeño sector que perteneció a la oposición, que piensa que no hay fuerza para enfrentarlo y derrotarlo, y por lo tanto está dispuesta a cohabitar con el Gobierno, a capitular. Pero más del 85% de los venezolanos no toleramos una operación de apaciguamiento con un sistema de mafias.
P. ¿Cómo es que en Venezuela no habrá una desenlace violento si se procede como usted dice?
R. Si este fuera un país proclive a la violencia y el enfrentamiento político, no te quiero decir cómo estaríamos hoy. No minimizo el riesgo de las redes criminales. En Venezuela no habrá una guerra civil. Los que alertan de más en contra de una guerra civil lo que buscan es crear la angustia del cambio político para apaciguar y mantener el status quo.
P. ¿Puede usted visitar barriadas populares que hayan estado dominadas por el chavismo?
R. Totalmente. Lo he hecho muchas veces. A cada rato se me acercan, mucha gente que tiene poco tiempo que rompió con Maduro, esos son los más emotivos.
P. Hay gente que opina que el tránsito que usted plantea puede demorarse 15 años más en cristalizar.
R. Claro, y dialogando en los términos actuales no podemos estar 40 años. El camino que queda es usando la fuerza. Fuerza no es violencia: fuerza es la sociedad organizada para protegerse, informarse, decir la verdad, desafiar. Al día siguiente de la agresión que sufrimos en Upata organizamos un acto de respuesta multitudinario en Puerto Ordaz, un mensaje frente al Gobierno con gran contenido.
P. ¿Qué opina de la propuesta de llamar a la gente a votar en caso de que el Gobierno de Maduro presente una nueva Constitución?
R. ¿Vamos a reconocer un llamado de la Constituyente? Cualquier resultado en un proceso como ese sólo busca legitimar a Nicolás Maduro. ¿Qué se va a ganar, si se gana? Nunca he dicho que esta es una fórmula fácil, o que esto es para mañana. Sí creo que hemos acumulado muchas fuerzas, desde varias direcciones, y que con un esfuerzo adicional podemos llegar al punto de quiebre. Es una decisión de coraje, de desafío, de desobediencia cotidiana.
P. ¿Piensa usted que Pedro Sánchez está en sintonía con Zapatero respecto a la crisis venezolana o aprecia un matiz?
R. Quisiera pensar que no. Que se escuchen las voces del Parlamento español y en el europeo, haciendo llamados al Gobierno de España. El pueblo español está claramente con la sociedad venezolana: cuántos españoles no han vivido y viven aquí y cuantos venezolanos no hay ahora en España. El tiempo de la ingenuidad se ha terminado. ¡Se burlaron del Papa¡ ¿Por qué eso va a cambiar ahora?
P. ¿Ha pensado que podría terminar presa?
R. Aquí no vivimos día a día; lo hacemos de instante a instante. Veremos qué pasa. A mí muchos militares en las alcabalas [controles] se me cuadran, me comentan cosas indignados en voz baja, me saludan con muchísimo respeto.