Los dos gigantescos incendios que se registran desde el jueves en California (EE.UU.) y que se han cobrado la vida de por lo menos 44 personas siguieron creciendo hoy, mientras que los equipos de emergencia mantienen la búsqueda de unas 200 personas que siguen desaparecidas.
El incendio “Camp Fire” es ya el más mortífero de la historia del estado, al haber ocasionado la muerte de al menos 42 personas, y también el más destructivo, puesto que ha arrasado más de 6.700 edificios, en su mayoría de la población de Paradise, de 26.000 habitantes, que las llamas engulleron por completo.
Pese a los esfuerzos de los más de 5.000 bomberos que, según los datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios del estado, Calfire, luchan contra las llamas, el fuego siguió creciendo anoche hasta alcanzar las 50.500 hectáreas y su contención se encuentra en el 30 %.
Paradise, la localidad que ha quedado completamente arrasada por la conflagración, se encuentra en la falda de la Sierra Nevada estadounidense, en un clima seco y soleado que en el último medio siglo ha atraído a muchos jubilados, lo que ha hecho que la población se triplicase en 50 años.
Medios de comunicación apuntaron que muchas de las personas que permanecen desaparecidas son gente mayor, algunas con movilidad reducida, lo que habría dificultado su evacuación.
Las únicas víctimas mortales identificadas hasta la fecha por las autoridades son Jesús Fernández, de 48 años y residente en Concow; Carl Wiley, de 77 años y residente en Magalia y Ernest Foss, de 65 años y residente en Paradise.
El origen del incendio sigue siendo desconocido y la portavoz de Calfire Janet Upton indicó que los investigadores están explorando todas las posibles causas, “incluyendo la posibilidad de que el fuego se iniciara a partir de una chispa de equipamiento eléctrico”.
La mayor compañía proveedora de gas y electricidad del estado, Pacific Gas & Electric Co. (PG&E), informó a los reguladores de que detectó un “problema” en una línea de alta tensión cercana al área donde se declaró el incendio solo unos minutos antes de que se iniciasen las llamas.
En paralelo al “Camp Fire”, otro gran fuego quema el sur del estado, cerca de Los Ángeles, que ha sido bautizado como “Woolsey Fire” y que ha causado el fallecimiento de dos personas, que se perdieron mientras trataban de huir de las llamas en su vehículo.
Además de las dos víctimas mortales, el “Woolsey Fire” ha destruido 435 edificios, entre ellos los hogares de varios famosos como Neil Young y Miley Cyrus, y ha devastado 38.800 hectáreas.
Los servicios de emergencias solo han podido adentrarse por el momento en un 15 % de la zona quemada, por lo que se espera que durante las próximas horas aumente significativamente la cifra de edificios destruidos, especialmente en la localidad de Malibú, una de las más afectadas.
Los bomberos han logrado contener este fuego en un 35 %, pero las condiciones meteorológicas han empeorado durante las últimas horas debido a los fuertes y secos vientos que soplan provenientes del área desértica de Nevada y del interior del estado, conocidos popularmente como “vientos de Santa Ana”.
Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha aprobado la solicitud de California para declarar los incendios “desastre de especial gravedad”, lo que ofrecerá a los damnificados ayuda financiera del Gobierno federal para alojamiento, desempleo, gastos legales y tratamiento psicológico.
“Acabo de aprobar la solicitud de Desastre de Especial Gravedad para el estado de California. Quería responder rápido para aliviar un poco el increíble sufrimiento. Estoy con vosotros. Dios bendiga a todas las víctimas y familias afectadas”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.
Unas horas antes, Trump desató la polémica al culpar a las autoridades californianas de una “absoluta mala gestión” por los incendios y amenazar con cancelar futuras ayudas federales.
Hasta ahora, el incendio más mortífero que jamás se había registrado en California fue el de Griffith Park en Los Ángeles en 1933, cuando murieron 29 personas.
EFE