El estadio Monumental, el más grande de Argentina, que albergará el sábado la histórica final de la Copa Libertadores de América entre su dueño de casa, River Plate, y el archirrival Boca Juniors, encierra una historia de glorias y tragedias.
Fue el escenario donde Argentina levantó su primera Copa Mundial en 1978, ante la mirada de los más altos jerarcas de la sangrienta dictadura (1976-1983) en sus tribunas, una herida que siempre permaneció abierta.
También fue allí donde 1968 ocurrió una catástrofe que terminó con la vida de 71 personas y dejó 113 heridos, la mayoría jóvenes.
La tristemente célebre ‘tragedia de la puerta 12’ se produjo al término de un clásico de River frente a Boca, cuando en el desalojo del Monumental cientos de personas cayeron aplastadas mientras pugnaban por salir en una escalera oscura y estrecha.
El hecho no tuvo detenidos ni halló culpables y quedó en la historia del fútbol como una tragedia absurda.
Las versiones, nunca comprobadas, dicen que los torniquetes metálicos que controlaban el ingreso en la puerta 12 del estadio no habían sido retirados para el final del partido que terminó 0-0.
Otros afirman que la puerta estaba cerrada y por último hay quienes sostienen que la policía había montado un sorpresivo operativo a la salida para arrestar a quienes habían entonado durante el partido la Marcha Peronista, canto partidario prohibido en plena dictadura del general Juan Carlos Onganía.
El Monumental llegó a tener una capacidad de 76.000 espectadores, aunque a lo largo de su historia la habilitación de público ha variado y es actualmente de unos 63.000.
– Gritos y goles –
A pocas cuadras del Monumental se levanta la exEscuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó la mayor cárcel clandestina durante la última dictadura y desde donde se escuchaban los gritos de la muchedumbre en el estadio.
Por la ESMA pasaron unos 5.000 presos políticos, y desde allí la mayoría partió en los llamados vuelos de la muerte de los que prisioneros narcotizados eran arrojados al Río de la Plata.
Años después, exdetenidos relataron el contraste de sentimientos que les produjo escuchar desde aquella prisión el festejo de los goles en el Monumental durante el Mundial de fútbol de 1978.
“…Todos escuchamos el Mundial de alguna manera, veíamos la TV, escuchábamos lo que se podía, pero además oíamos los gritos de River, desde la ESMA se oían los gritos de River”, recordó hace unos años Alicia Milia de Pirles, secuestrada en la ESMA durante un año y medio.
Recién en 1997, 14 años después del restablecimiento de la democracia, el club River Plate dio de baja como miembros honorarios a Rafael Videla, Emilio Massera y Raúl Agosti, todos hinchas ‘millonarios’ y exjerarcas de la dictadura fallecidos años después.
– También rock ‘n’ roll –
A partir de fines de la década de 1980, el Monumental se convirtió en el escenario favorito de las grandes estrellas del rock ‘n’ roll que comenzaron a llegar a Argentina en grandes cantidades.
Fue quizás el recital de Amnesty en octubre de 1988 el que dio el putnapié inicial con la presencia de Sting, Peter Gabriel, Bruce Springteen, Tracy Chapman entre otros.
A partir de entonces los más grandes artistas del rock y el pop pisaron el Monumental: Madonna, los Rolling Stones, Paul McCartney, U2, Michael Jackson y los Guns ‘n’ Roses y Roger Waters, entre decenas de bandas y músicos.
También fue en el Monumental, en marzo de 1998, cuando los Rolling Stones y Bob Dylan se juntaron en un escenario 35 años después de haber empezado sus carreras para cantar el clásico de Dylan “like a Rolling Stone”.
– Herradura y millones –
Levantado sobre terrenos ganados al Río de la Plata, desde su inauguración en 1938 el estadio se mantuvo con una tribuna inconclusa debido a falta de presupuesto. De ahí que durante mucho tiempo tuvo la curiosa forma de una herradura, nombre con el que se lo conocía popularmente.
Recién en 1957 con la venta al italiano Juventus del jugador Enrique Sívori, ídolo de River Plate, el club consiguió construir la última tribuna y ‘cerrar’ el hemiciclo.
Aquella operación, por una cifra exorbitante para la época, le valió también el mote de club ‘millonario’, como todavía se lo conoce.
En sus tribunas la hinchada ‘millonaria’ celebró triunfos memorables, el último de ellos su tercera Copa Libertadores en 2015, y también lloró su peor humillación, cuando descendió por primera vez a la segunda división el 26 de junio de 2011.
Sus archirrivales de Boca le achacan la supuesta ‘frialdad’ que le da la lejanía del público con los jugadores en la cancha, distancia que contrasta con la cercanía en La Bombonera.
AFP