La defensa del exarzobispo australiano Philip Wilson explicó hoy en el tribunal de distrito de Newcastle, en el sureste de Australia, la apelación contra la condena a un año de arresto domiciliario por encubrimiento de pederastia.
La vista de esta jornada, que continuará mañana y a la que no acudió Wilson, recogió la disputa entre la acusación y la defensa sobre si el acusado encubrió deliberadamente abusos sexuales o existía una justificación razonable para no acudir a la Policía.
Wilson, de 68 años, fue hallado culpable en mayo de encubrir, durante una investigación policial entre 2004 y 2006, los abusos sexuales cometidos por el sacerdote James Fletcher contra dos de sus monaguillos en la década de 1970.
El prelado fue condenado a un año de prisión que, en agosto, se transformó en doce meses de arresto domiciliario de los que tendrá que cumplir la mitad.
El abogado defensor Stephen Odgers señaló ante el juez Roy Ellis, quien el pasado día 22 aceptó a trámite la apelación, de que hace cuarenta años convencer a un menor de realizar un acto sexual no estaba considerado como asalto.
El magistrado contestó al letrado que, independientemente de que existiera un elemento de fuerza, los actos sexuales descritos por la víctima serían considerados como agresión incluso por los estándares legales de los años setenta.
Quien sí estuvo presente en la vista fue el australiano Peter Creigh, una de las dos víctimas de Fletcher, fallecido en la cárcel en 2006, porque la identidad del otros se ha mantenido oculta por motivos legales.
Creigh acusa a Fletcher de obligarlo a realizar actos sexuales como una forma de castigo y afirma que mantuvo una conversación con Wilson en la que le reveló esa situación en 1976.
La Fiscalía persigue por su parte el ingreso en prisión de Wilson, el máximo jerarca de la Iglesia católica que ha sido condenado en relación a casos de pederastia.
Una comisión oficial que investigó la respuesta de las instituciones australianas a los casos de pederastia reveló que la Iglesia católica, con fuerte arraigo en el país, recibió quejas de 4.500 personas por presuntos abusos de unos 1.880 religiosos y sacerdotes entre 1980 y 2015.
El papa Francisco aceptó el 30 de julio la renuncia de Wilson como arzobispo de Adelaida. EFE