Hace apenas algo más de tres meses emprendieron un “Gran plan de recuperación económica.” De su nada sorpresivo fracaso, el Golem gobernante ofrece una original explicación: “la culpa es del señor Donald Trump, porque persigue a nuestro pueblo como Hitler lo hacía con los judios”. Por cierto, si en algo la actual coyuntura rememora al Führer es porque la hiperinflación y la devaluación del Marco alemán sirvieron de razones para su ascenso al poder. Del mismo modo que ahora Trump es el causante, Hitler culpaba a los judíos de la devaluación. Llamó a los billetes Judenfetsen, (confeti judío), cuando se emitió el billete de un billón de Marcos, que apenas equivalía a US$15,35. Convertido también en papelillo terminará nuestro mal llamado Soberano, en ausencia de profundas reformas económicas que contengan la mega devaluación y una hiperinflación pronosticada hasta de 10 millones por ciento.
En agosto el salario mínimo se multiplicó por 80 y representaba US$30, ahora aumenta 150% y corresponde solo a US$10. Todo responde a decisiones de absoluta irracionalidad económica. Ni siquiera son concebidas por economistas, con los que al parecer no cuentan. Son ocurrencias de bribones, pretendiendo que correr las arrugas los mantiene a distancia de una inescapable rendición de cuentas.