Michelle Obama pasó de ser una reputada abogada de Chicago a estar casada con el presidente de Estados Unidos y vivir en la Casa Blanca. Meghan Markle era una popular actriz cuando contrajo matrimonio con un príncipe de Inglaterra y se convirtió en la duquesa de Sussex. Salvando las distancias, en especial por la diferencia en la temporalidad y el rango institucional de ambas situaciones, la esposa de Barack Obama no ha podido evitar sentirse identificada con ella. “Como yo, Meghan probablemente nunca soñó que tendría una vida así, y la presión que sientes, de ti mismo y de los demás, puede ser muy fuerte”, ha señalado en unas declaraciones a la revista británica Good Housekeeping, publica hola.com.
“Mi mayor consejo sería que se tome su tiempo y no se dé prisa por hacer cosas. Pasé los primeros meses en la Casa Blanca preocupada por mis hijas, asegurándome de que empiezan bien en el colegio, de que hacen amigos antes de lanzarme a hacer un trabajo más ambicioso”, ha explicado Michelle, que ha destacado la importancia de seleccionar bien los proyectos en los que te embarcas cuando tienes una posición de influencia como era su caso y del de Meghan.
La exprimera dama cree que tener grandes proyectos en mente es muy bueno, pero anima a la duquesa de Sussex a huir de las prisas y escogerlos sabiamente. “Hay muchas oportunidades para hacer el bien con una plataforma como esa”, ha asegurado en relación en relación al papel de la que fuera protagonista de Suits como esposa del príncipe Harry. “Creo que Meghan puede maximizar su impacto sobre los demás y también su propia felicidad si hace algo que vaya realmente con ella”, añadió Michelle.
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