Cada día queda menos, el reloj no se detiene, el 10 de enero llegará. Y de acuerdo a interpretaciones finaliza el período constitucional de Maduro. Comenzaría, un segundo después de que el primero se completó tras quedar en nada un ataque de lombrices, del poco corajudo reclamo de Capriles, lapso que terminará de la misma manera como comenzará este: bajo la posición decisiva (más 85%) de contrariedad ciudadana, y desconocimiento internacional de quien usurpa el cargo y aspira continuar con alardes cubanos constituyentes. Los venezolanos están claros sobre lo que sucede. El régimen sólo cuenta con el afecto del 10%; ya de nada importan dadivas, limosnas, aumentos, misiones y bonos, la ciudadanía no acepta manipulaciones.
Pero no le importa a socios aduladores y beneficiados ni lo qué piense la gente más allá de los pocos esmirriados pendientes, sólo preocupa fortalecer la estrategia que permita seguir atornillados al poder. No interesa el tamaño de la crisis ni el altísimo nivel de insatisfacción ciudadana, tampoco angustia el creciente aislamiento internacional al que ha sido sometido por desviarse hasta salirse del camino democrático. En Miraflores esperan tormentas, hay tensa calma. Pero toman previsiones, tanto en cenáculos internos como externos.
Hay una estrategia de desesperación, no hay más que un camino, los demás se han cerrado, la maniobra que comenzó siendo de opresión para controlar y gobernar, terminó en represión. Nadie los quiere recibir, hasta el tirano turco que se babea por negocios prefiere venir a visitarlo.
La política roja es continuar estimulando problemas que destruyen el aparato productivo y llevan la economía hacia un trance inevitable de implosión con camaradas tutelando políticamente a su favor ubicando a la población en condiciones límite, potenciando así su dependencia del absolutismo. Las medidas apuntan en esa dirección, estrategia premeditada y concebida; no se puede ser tan inútil e ignorante.
En lo interno, oficialistas desprestigiados, sin sustento ni solidaridades, preparan y organizan el gabinete; Drácula parece ser el nuevo Vicepresidente. Sustituir a Padrino en Defensa, dolor de cabeza, atormentado por las excesivas prorrogas, el almirante en Jefe, Remigio Ceballos Ichaso y M/G Jesús R. Suárez Chourio, son fuertes candidatos, pero la revolución castrista tiene reservadas sorpresas.
Harán pública la negociación perversa entre minorías desautorizadas, que permitirá ganar tiempo e impunidad juramentando a Maduro y sometiendo a votación la nueva constitución. El eminentísimo salta talanqueras, Hérman Escarrá, aseguró tener 90% adelantado, redactado y revisado, nadie la conoce y saldrá cuando la oportunidad política convenga, luego convocar elecciones generales de relegitimación de poderes el segundo semestre de 2019, al mismo tiempo se cambiarían los rectores del CNE. Ruidos de pasillo especulan a Sobella Mejías -esposa del diputado adeco Edgar Zambrano- y el triunfal regreso de quien sostiene la tesis, de que el Gobierno está fuerte y hay que cohabitar, su excelencia, Vicente Díaz, y como independiente, quien presidirá, Vladimir Villegas. El castrismo no suelta prenda de sus postulados. La primera decisión de simulación e hipocresía será, invitar a la Unión Europea, Fundación Carter y otros para que observen el acto electoral con forzada apariencia de neutralidad y limpieza. Afortunadamente semejante argucia no tiene respaldo ciudadano.
El régimen está débil, con poca sustentabilidad, escasa o ninguna viabilidad, y la oposición no logra unirse en un solo, separados, por quienes enfrentan la dictadura con coraje, coherencia, y, los que plantean apaciguamiento, colaboracionismo y cohabitación. Razón por la que, algunos consideran que el 10E no habrá mayores cambios a menos que se articule una plataforma o ruptura interna. La presión internacional existe y se incrementa, la crisis interna también. Solo falta transformarla en presión política.
Maduro sigue en busca de apoyo de los pocos que encuentran oportunidades en la parte de la Venezuela que aún boquea, codiciosos continúan ayudando política y financieramente, tratan de abrir canales, vías auxiliares para evadir las sanciones que los tienen al borde de un ataque de nervios, ¿de qué sirve ser millonarios si todo te lo pueden quitar, y para conservarlo debes cantar más que guacharaca amanecida?
Nicaragua, Irán, Cuba, Bolivia, y ahora México que ha pasado del populismo del PRI al extremismo de López Obrador, lleva varios sexenios anunciando que ayudará al pueblo hundiéndolo más y la España de Pedro Sánchez, tan chimba que el centro y derecha le ganan en la hasta ahora socialista Andalucía, ¿qué estarán pensando Zapatero e Iglesias?, son los países que, apoyados por Corea del Norte – ¿se imaginan?- y el dictador turco Erdogan, son los amigos que le quedan a Maduro y su constituyente cubana. Porque tanto rusos como chinos, no precisamente amigos del imperialismo, sólo quieren les paguen lo que les deben, que no es poca cosa. El averno espera, todo indica que Venezuela engrosará -en cualquier momento- la lista negra de los países aliados y protectores del terrorismo, privilegio nada envidiable en el concierto democrático mundial.
Venezuela acorrala por la hiperinflación, carencia de salud, inseguridad, hambre, deficiente prestación de servicios públicos, produciendo menos petróleo cada día, el oro y demás minerales se escapan entre mineros, piratas, contrabandistas y demás plagas revolucionarias. Hay poco gas para los hogares de la patria, y exigua gasolina para los cacharros que todavía ruedan. Los ingresos importantes son cada vez menores, hasta las ganancias de los comisionistas empiezan a bajar, y están preocupados.
Por todo y mucho más, lo que se aproxima no será fácil para el oficialismo, Gobierno, la trampa jaula madurista-castrista, el bolichiquerismo, la clase política parásita y farisea, hipócrita que finge una moral, sentimientos y creencias que no tiene.
2019 luce con posibilidades de transición, pero aún más, de transacción. Y eso es peor. Sin embargo, Venezuela no vende su dignidad, desenmascaro a opositores oficialistas al no poder maniobrar su tradicional negociación electoral. El mensaje es revelador y contundente, hay sabiduría, coherencia y liderazgo entre la ciudadanía consiente y atiborrada de coraje. Esa es la verdadera unidad: 90% de ciudadanos de acuerdo.
@ArmandoMartini