Lo que está pasando en Argentina con el escándalo de ‘los cuadernos de las coimas’ recuerda a lo ocurrido en Brasil con la operación Lava Jato. Además de la magnitud del entramado, llama la atención cómo dos anónimos -en el caso argentino fue un chófer y en el brasileño un policía- extremadamente meticulosos aportaron pistas clave para destapar los escándalos. Así lo reseña alnavio.com
Por Daniel Gómez
Gracias a Gerson Machado, jefe de la Policía Federal del municipio de Londrina, Brasil, salió adelante Lava Jato, la operación anticorrupción más grande de Latinoamérica. De ahí surgió el caso Odebrecht, un entramado de sobornos que afecta a 10 países de la región. Y también la encarcelación del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Machado fue el primero en seguir el rastro del empresario con el que se iniciaron las investigaciones de Lava Jato. Esa actitud, meticulosa hasta rozar la obsesión, recuerda a la del argentino Óscar Centeno, chófer de un alto funcionario kirchnerista.
Centeno pasó 10 años anotando con todo lujo de detalles cada paso que daba su jefe. Pasos que hoy revolucionan Argentina, pues han llegado a manos de la justicia y revelan una importante trama de corrupción alrededor del kirchnerismo. Con sobornos y extorsiones que incluso superan las fronteras argentinas.
La precisión del chófer Óscar Centeno
Centeno detallaba con precisión quirúrgica cada viaje que hacía. Anotaba el día, la hora, el sitio, los kilómetros recorridos, las personas que transportaba… Todo, absolutamente, en unos pequeños cuadernos para escolares. Su meticulosidad llegaba a tal extremo que separaba la información con una raya perfectamente recta. Seguramente hecha con bolígrafo y regla.
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