Eugenia de York dio toda una lección de naturalidad el día de su boda con Jack Brooksban, en la capilla de San Jorge en Windsor. Su vestido de novia dejaba al descubierto una gran cicatriz en la espalda por una intervención a la que se sometió cuando tenía doce años a consecuencia de una escoliosis, publica La Vanguardia.
Ahora vuelve a ser noticia al haber concedido una entrevista en la que ha hablado en profundidad sobre ese problema de salud. Un proceso que fue muy duro para ella: “Creo que las cicatrices son como recuerdos que dicen la historia de tu cuerpo, que te recuerdan lo fuerte que tuviste que ser y que sobrevivste para contarlo”, ha declarado a The Daily Telegraph.
Aunque en el momento de la operación, Buckingham Palace minimizó el impacto de la misma, lo cierto es que duró nada menos que ocho horas, en las que tuvieron que ponerle prótesis de titanio, y que dejó, como recuerdo, la mencionada cicatriz. Tanto le marcó la experiencia que incluso el cirujano que la operó estuvo presente en su boda. “En ese momento había muchas emociones y preocupaciones a las que daba vueltas en mi cabeza. ¿Podré practicar deporte? ¿Tendré el mismo aspecto de siempre? ¿Perderé muchas clases y me quedaré rezagada? Recuerdo haberme enfadado por no haber podido salir a jugar”.
Una anécdota entrañable
Eugenia de York ha compartido su experiencia con otras personas: “Recuerdo haber vuelto al royal National Orthopaedic Hospital y mostrarle mi cicatriz a una niña a la que acaban de operar. Sus ojos se abrieron de par en par y se le iluminó la cara con una sonrisa cuando vio que yo tenía una cicatriz enorme y que estaba en pie junto a ella, algo que ella en ese momento no podía hacer”.
La hija del príncipe Andrés de Inglaterra y Sarah Ferguson también ha señalado que para ella su cicatriz era el centro de su vestido de novia y quiere mandar un mensaje a otras personas que puedan pasar por una situación similar a la suya: “Estad orgullosos de vuestra historia que podéis contar para inspirar a los demás”.