Cinco días antes de la toma de posesión de Nicolás Maduro, el diputado de Voluntad Popular asume las riendas de una Asamblea Nacional hostigada por el chavismo, publica El Mundo.
Por Daniel Lozano
La Asamblea Nacional de Venezuela no solo cambia este sábado de presidente, también lo hace de rumbo. El diputado Juan Guaidó, militante de Voluntad Popular (VP) fundado en 2009, asume las riendas del Parlamento asediado, asfixiado y hostigado por el chavismo con la intención de redoblar los esfuerzos para forzar el cambio democrático, tras un año de transición y de una inmensa moderación. Y lo hace en un momento histórico que le sitúa en el ojo del huracán: apenas cinco días antes de la toma de posesión de Nicolás Maduro y cuando se cumplen 20 años de la llegada al poder de Hugo Chávez.
Guaidó (35 años) ha vivido desde la primera fila los avatares de su partido, creado en por Leopoldo López, el preso político más emblemático de la revolución. La persecución emprendida por los poderes bolivarianos contra VP ha provocado que este joven parlamentario no sólo sea él el elegido, sino también uno de los pocos de su cúpula que, de momento, ha evadido las garras de la revolución: López cumple en arresto domiciliario una condena de más de 13 años, pese a que uno de los fiscales del gobierno confesó que las acusaciones eran falsas y las pruebas amañadas; el ex vicepresidente parlamentario, Freddy Guevara, escapó por los pelos en 2017 de las manos de la policía política y se pudo refugiar en la Embajada de Chile; Carlos Vecchio y David Smolansky están exiliados en el extranjero y Daniel Ceballos fue liberado el año pasado, pero se le impide ejercer la política.
También Julio Borges, coordinador de Primero Justicia (PJ) y presidente de la Asamblea en 2017, permanece en el exilio de Bogotá tras negarse a firmar los acuerdos de Santo Domingo, que concedían al chavismo manga ancha para legitimar las elecciones presidenciales de mayo del año pasado.
Desde que en diciembre de 2015 la oposición triunfase en las elecciones parlamentarias, el chavismo comenzó a apretar el torniquete revolucionario contra sus diputados, a los que impide legislar, censurar a funcionarios gubernamentales o investigar el multimillonario desfalco de las arcas públicas. En tres años tampoco han faltado las tomas violentas y las agresiones físicas contra unos parlamentarios que tienen suprimidos sus sueldos y que carecen de los fondos económicos que establece la Constitución.
Ante semejante panorama se enfrenta quien será el presidente más joven del Parlamento, que ya ha anunciado su intención de no reconocer a Maduro el 10 de enero. El acuerdo previo de los grandes partidos de la oposición ha posibilitado que la Asamblea Nacional renueve por tercera vez su junta directiva, que incluye como vicepresidente primero a Edgar Zambrano (Acción Democrática, socialdemócrata) y a Stalin González (Un Nuevo Tiempo, socialcristiano).
Como buena parte de los militantes de VP, Guaidó procede de los movimientos estudiantiles que enfrentaron a Chávez en los referendos de 2007 y 2009 y que derrotaron por goleada a los candidatos universitarios impuestos por el Palacio de Miraflores. Ya como diputado desde 2016, encabezó varias investigaciones de desfalcos millonarios de las arcas públicas e impulsó la Ley de Amnistía, que pese a ser aprobada nunca se puso en marcha por la negativa del gobierno.
“Entendemos que por sus cualidades, su compromiso con el país y trayectoria, Guaidó asumirá la vanguardia en un momento político de tan alta trascendencia, en el que las decisiones que tomemos como liderazgos marcarán el futuro de la nación”, explicó VP en un comunicado.