Entre olor a pegamento y aserrín y el estruendo de sierras mecánicas, el panameño Olmedo Cortez arma con sumo cuidado la silla de madera que utilizará el papa Francisco en la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Trozos de madera, montones de virutas, abanicos para combatir el calor y música típica panameña, forman el escenario de un taller de ebanistería en la localidad de Los Pozos, 100 kilómetros al suroeste de Ciudad de Panamá.
El pontífice estará en Panamá del 23 al 27 de enero para participar en la JMJ. En la Catedral Metropolitana presidirá una misa y dejará en el altar cuatro reliquias de San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima, San Oscar Arnulfo Romero y San Juan Pablo II.
En el taller de Los Pozos, un grupo de hombres fabrican la silla de unos 2,3 metros de altura que utilizará el papa el 26 de enero para la consagración del altar de la Catedral Basílica Santa María la Antigua, en el casco antiguo de la capital panameña.
“En los 26 años que llevo laborando en ebanistería, este es el (trabajo) más importante para mí”, dijo Cortez, capataz del taller.
“Más que todo porque se trata de una persona que todos consideramos el más cercano al Señor, y cuando de eso se trata definitivamente tomarnos en cuenta a nosotros es inmenso, la verdad”, añadió emocionado a la AFP.
La silla de madera de cedro es de estilo romano, con un capitel triangular y dos lengüetas laterales donde irán ubicados los escudos del Vaticano y del papa Francisco. Será tapizada de blanco en el respaldar, el asiento y los brazos.
Donación popular
Aunque el diseño original vino de España, el concepto del inmueble ha sufrido modificaciones para adaptarla a la comodidad del pontífice y a la catedral panameña, construida a partir de finales del siglo XVII y recientemente restaurada.
“El concepto lo fuimos cambiando a medida que íbamos viendo cómo iba a ser el entorno de la Catedral”, señaló a la AFP Ricardo Gago, presidente del Comité Arquidiocesano Amigos Iglesias Casco Antiguo.
“Cuando se hizo el diseño todavía estábamos iniciando el proceso de restauración y no sabíamos bien cómo iba a quedar”, indicó Gago.
La silla ha tenido un costo de unos 20.000 dólares, de los cuales casi 8.000 provienen de donaciones de residentes del Chorrillo, un barrio humilde de la capital panameña devastado tras la invasión estadounidense de 1989.
“Es una banca que ha sido donada por el país, por el pueblo panameño, por la gente de Chorrillo, que para mí tiene un gran significado”, afirmó Gago.
Silla secreta
Pero en el taller también se fabrican 200 bancas de madera, 24 sillas para los sacerdotes, 16 para los obispos y una para el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa.
“Hay muchos proyectos grandes aquí en esta empresa, pero tan importante como la silla del papa no va a haber”, comentó Hernán Guardia, ebanista y dueño del taller.
Guardia contó a la AFP que en un comienzo el trabajo era secreto, lo que despertó la curiosidad de los vecinos, quienes comentaban que alguien en Chame estaba haciendo la silla del papa.
Mientras tanto, Miguel Navarro lija con esmero la famosa silla antes de darle la última capa de barniz. Al igual que sus compañeros, ansía el momento en que el papa Francisco se siente en su obra.
“Es algo que va a ver el mundo entero. Uno se siente orgulloso de uno mismo, no es cualquiera que tiene ese privilegio”, sostuvo Navarro.
“A ciencia cierta no podría decir qué voy a sentir porque estoy esperando este momento con mucha emoción, para mí es algo inmenso”, dijo Cortez.
AFP