Salieron desde Los Chaguaramos, Catia, La Charneca, El Silencio o El Paraíso, con sus banderas cantando el himno nacional.
Los esbirros que mantenían aterrorizado al pueblo, huían como ratas y se escondían porque multitudes los buscaban para hacer justicia con sus manos.
Las casas de los corruptos al servicio del régimen fueron saqueadas por quienes estaban hartos de la impunidad, tras sufrir años de exclusión y represión.
Los militares no actuaron porque sus jefes ladrones habían escapado, mientras sus esposas, padres y madres formaban parte de ese río de gente que colmó las calles celebrando la libertad.
Turbas que no pudieron ser contenidas por los cuerpos de seguridad, abrieron los calabozos donde la dictadura torturaba y asesinaba, para liberar a todos los presos políticos.
Todo eso ocurrió después que el dictador Marcos Pérez Jiménez abandonó el Palacio de Miraflores esa madrugada del 23 de enero de 1958 tras ser derrocado por esa unión cívico-militar que hermanó a todos los venezolanos por un sueño de libertad. Acorralado por su cobardía, el otrora poderoso presidente de facto, con el botín saqueado al Tesoro Nacional, abordó la “vaca sagrada” que al despegar desde La Carlota con sus estruendosos motores anunció el parto de la era democrática que sepultaron ocho años de tiranía.
Esa gesta heroica del pueblo venezolano cumple este 23 de enero 61 años, por lo que el miércoles tomaremos nuevamente las calles, para conmemorar esa historia que tiene plena vigencia con lo que vivimos hoy, con un país sometido por una cúpula ladrona integrada por civiles y militares que usurpan el poder, enmascarados en una ideología atrasada y de miseria como es el “socialismo del siglo XXI”.
Ahora, esta no es una marcha más: esta es una convocatoria que respaldamos desde la Asamblea Nacional -único ente legítimo con sede en Venezuela-, contra un régimen que desde el pasado 10 de enero se instauró de forma fraudulenta y que basa su poder sobre fusiles porque la mayoría del pueblo lo repudia. La ruta trazada por el colega diputado Juan Guaidó merece la confianza de ese pueblo que anhela el cambio, porque basado en los artículos 233, 333 y 350 de la constitución el Parlamento se arrogó las competencias del Poder Ejecutivo, decisión que cuenta con el pleno respaldo de toda Venezuela y la comunidad internacional. Asimismo, los cabildos abiertos realizados en casi todo el país han hecho renacer la esperanza y revelan con su masiva asistencia que la gente desea ponerle fin a esta pesadilla chavista que ya cumplió dos décadas de desgracia.
Y es importante acotar que este 23 de enero no es el día “definitivo” para lograr lo que todos queremos, que es acabar con este régimen liderado por Nicolás Maduro y su pandilla. En eso debemos estar claros porque nunca falta alguien que apele al inmediatismo que trae como resultado la pérdida de la esperanza al no conseguirse lo prometido, “el quiebre” o el “Maduro vete ya”. Este es un proceso que nos ha costado vidas y no podemos dar pasos en falso y que más bien le den oxígeno a este régimen de destrucción.
Lo que sí debe significar este 23 de enero para los venezolanos es un paso más en la lucha por nuestra libertad. Que los militares, a los que la Asamblea Nacional exhorta a retomar la institucionalidad en Venezuela con la Ley de Amnistía, tomen conciencia sobre el delicado momento que vive la República y se pongan del lado correcto de la historia, que ahora mismo lo representa ese pueblo que sufre de hambre; falta de medicinas; hiperinflación; criminalidad desbordada; falta de transporte, de agua, de gas y electricidad.
Sepan todos estos hermanos que están en los distintos componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que ustedes están protegidos por el artículo 333 de nuestra carta magna a la hora de restablecer el hilo constitucional, roto por esta casta de indolentes que no les importa ponerlos a comer de la basura con tal de mantenerse en el poder. Además, la ya citada Ley de Amnistía contempla que todos aquellos que decidan hacer cumplir nuestra constitución gozarán del plenas libertades por el hecho de contribuir a la libertad de nuestra patria. Y aquellos “guerreros del teclado” que siempre salen a criticar desde la comodidad de Estados Unidos, España o Alemania, investiguen antes de juzgar porque aquí no habrá impunidad para los autores materiales e intelectuales de crímenes de guerra y de lesa humanidad, así como de violaciones a los derechos humanos, porque estos delitos no tendrán amnistía.
Hermano militar: ¿en verdad tú quieres esto para ti y tus seres queridos? ¿Estás dispuesto a obedecer a esos jefes que roban y están tan gordos que no caben en los uniformes, mientras tú pasas hambre en los cuarteles? ¿Acaso le vas a disparar a esos venezolanos que padecen, al igual que tú y tus familiares, las penurias del “socialismo del siglo XXI”? ¿En serio vas a salir a reprimir para defender a esos que saquearon el futuro de tu patria? Recuerda lo que pasó hace 61 años, cuando ustedes se pusieron del lado de la gente y acabaron con la tiranía que sometió al país.
El siguiente paso luego del cese de la usurpación es la transición y finalmente la convocatoria a unas elecciones transparentes, universales, directas y secretas.
Soldados de la patria, ustedes tienen la palabra, los que adversamos este régimen apostamos por el reencuentro y la reconciliación, pero vamos sin prisa pero sin pausa.
Ramón Flores
Diputado a la Asamblea Nacional
Presidente del Parlamento Amazónico
@liderhumano