Una de las historias negras de la era Hitler da cuenta del gran poder de engaño del aparato propagandístico nazi. Josef Goebbels, el Mefistófeles hitleriano, solía emitir partes de guerra en los que daba cuenta de los grandes triunfos del ejército nazi sobre los aliados. Pero no todo lo difundido era cierto. La idea era mantener en alto la moral ciudadana, y como se sabe, en una guerra la primera baja es la verdad. Desde entonces se ha popularizado la idea de que a los asesores les corresponde matizar los defectos y exaltar las virtudes, y para algunos esto pasa por engañar a la audiencia. Así lo reseña konzapata.com
Por César Morillo
Durante la era chavista-madurista hemos tenido a dos expertos en el engaño y la falsedad, dos siquiatras, uno el maestro y el otro, su discípulo. El primero fue Edmundo Chirinos, que quizá sea el fraude humano más vergonzoso que haya conocido nuestra historia contemporánea. Chirinos logró engañar a una universidad, la UCV, y a toda una nación, y con su praxis clínica, a muchas mujeres de quienes abusó valiéndose del poder que le confería su condición de médico consultado y de la situación de vulnerabilidad de unas pacientes necesitadas de ayuda. Llegó al extremo de matar, como se sabe. Y a todo ese horror pudimos despertar gracias al magistral trabajo de investigación de la periodista Ibéyise Pacheco quien en su libro Sangre en el diván nos devela la magnitud del monstruo. Chirinos fue asesor y consejero matrimonial de Hugo Chávez.
Ahora Nicolás Maduro cuenta con la asesoría de otro siquiatra, Jorge Rodríguez, el discípulo, señalado como el mago del engaño. El que ha convencido, una y otra vez, a los opositores de sentarse a “dialogar para buscar una salida” y quieneshan terminado en otro fiasco, con Maduro más atornillado en el poder y la oposición más desprestigiada.
Algunos analistas han tildado a Jorge Rodríguez como el hombre más inteligente del chavismo, y quizás sea que confunden astucia o viveza criolla con talento. Rodriguez ha sido capaz de convertir un mitin de escasa concurrencia en una inmensa concentración humana, le basta con “pegar” imágenes de diferentes eventos y presentarlos como actuales. También convertir muertes por tortura en suicidios. Es un hombre de cinismo extremo y de capacidad histriónica innegable, pero todo se agota, incluso la capacidad de engaño.
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