La mundialización de la crisis venezolana, por Carlos Ochoa

La mundialización de la crisis venezolana, por Carlos Ochoa

 

La crisis venezolana se mundializa, y está en la agenda de todos los países democráticos y no democráticos. La Unión Europea, el Grupo de Lima, la OEA, USA, Canadá, y los países alineados con La Habana, desempolvan las cartucheras para enfrentarse en un duelo que ya se sabe cuál va a ser el desenlace. Lo que no se sabe con certeza es si va a ser cruento o no, y en eso hay distintos escenarios que se barajan. Lo que sí parece irreversible como diría la doctora Tibisay Lucena es la salida de Maduro por las buenas, y por las no tan buenas, según se están sucediendo los acontecimientos.





El tema del avance del comunismo en el continente, tiene que ver con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, y el plan soñado que le vendió Fidel Castro al Teniente Coronel de convertirlo en un líder mundial revolucionario, utilizando para ello las grandes riquezas petroleras de Venezuela. Para este fin, la retórica de la unidad latinoamericana bolivariana armó una estrategia a punta de billete, en dos escenarios principales, el ideológico y el diplomático, que Castro no había podido construir ni consolidar.

En el campo ideológico era indispensable la reagrupación de las fuerzas mermadas de la izquierda en el continente, su logro más importante en este tablero, fue la creación del llamado Foro de San Pablo en Brasil por Lula en 1990, que financiado por Cuba primero, y luego por el gobierno venezolano sin ningún control desde 1999, creo un escenario en donde el monologo anti imperialista tuvó resonancia en la región, cosechando los triunfos de Lula Da Silva, Daniel Ortega, Evo Morales, Mujica, y Néstor Kirchner, en la primera ola. Esta repentina alza de la cotización de la izquierda vino de la mano con el incremento del precio del petróleo, en donde Cuba fue la más beneficiada por los acuerdos de todo tipo, que aún hoy nadie sabe cuánto le han costado a los venezolanos.

En el escenario diplomático, la creación de Petro Caribe, Alba, Unasur y Banco del Sur, le permitió a los Castro, la cristalización de un viejo sueño no cumplido, que gracias a Chávez y a su dispendioso gobierno lo realizaron, incorporando a las pequeñas islas estado del Caribe a fuerza de petróleo barato, a alinearse políticamente con Venezuela y Cuba en organismos internacionales como la OEA.

Así que la mundialización de la actual crisis es el resultado de un proyecto fallido de prosperidad para la región. Si ahora vemos los resultados de los 20 años de revolución, Venezuela es el país que más ha retrocedido, el socialismo ha empobrecido a los ciudadanos hasta un nivel impensable que ha producido una crisis humanitaria sin precedentes en el continente.

La usurpación y la dictadura de Maduro no tienen como dar la cara al mundo, que le pide que se vaya, y deje al Presidente legítimo Juan Guaidó asumir sus funciones, que no son otras que restablecer y encaminar al país a una difícil y complicada senda de recuperación democrática, económica y de reconciliación social.