Quienes hoy, miércoles 06/02/2019, vociferan que Mons. Víctor Hugo Basabe, Obispo de San Felipe y Administrador Apostólico de Barquisimeto, es un “Mensajero de la Mentira”, arrastran consigo la pesada carga del servilismo, avalando así, como siempre lo han hecho, la perversidad de un Estado criminal empeñado en ocultar una nefasta realidad develada por tan digno y valeroso prelado.
Por José Luis Centeno
Un remitido cargado de redundancias, lugares comunes, citas bíblicas y una incorrecta referencia del derecho canónico, publicado en un impreso regional, deja mucho que desear en los supuestos 987 “profesionales”, así, en comillas, que lo suscribieron pretendiendo validar “la mentira del obispo de Yaracuy” esgrimida hace dos días por el gobernador Julio León Heredia, en su afán de presentarlo como instigador del odio y la violencia.
“Yo sufro lo mismo que sufre el pueblo… y alzaré la voz cada vez que se violen sus derechos humanos”, es lo que ha dicho y viene haciendo Monseñor Basabe, para salirle al paso, las autoridades regionales usaron a los gremios de Periodistas, Médicos y Abogados a los fines de obtener de ellos pronunciamientos, nada espontáneos, contra el Obispo, sin otro argumento que este:
“Ha mentido el obispo de San Felipe deliberada y sistemáticamente a través de las redes sociales, específicamente en su cuenta en twitter, donde expone al escarnio público al gobernador de Yaracuy con respecto a la situación que atraviesa el país…”
Dicho así, y analizados los mensajes divulgados por el señor Obispo a través de su cuenta en twitter o en sus homilías y peticiones, silenciadas por los medios de comunicación, es posible concluir la coincidencia de propósito de los signatarios de ese remitido y su defendido con Iris Valera al manifestar: “…antes de dejar el poder convertiremos a Venezuela en cenizas”.
Es patente la animosidad contra Mons. Víctor Hugo Basabe, por dejar al descubierto una crisis que se agudiza diariamente, traducida en carencias, muertes, desaparecidos, presos políticos, desterrados y migrantes, la cual nos afecta a todos por igual, incluso a los signatarios del remitido, que cual indigentes se plegaron al mismo velando por las prebendas que reciben del régimen.
“…alboreen los rayos de la libertad, que nos anuncien que la pesadilla ha terminado”, es uno de los tantos pedimentos eucarísticos de Mons. Basabe, que extrapolados al campo político, más bien, al revanchismo gobiernero, han sido suspicazmente asociados a la instigación al odio, a la violencia, explicando los velados ataques a su persona desde la gobernación de Yaracuy y los múltiples robos a la residencia episcopal como mecanismo de intimidación.
En la persona de los 987 “profesionales”, insisto, entre comillas, firmantes del remitido público contra el Obispo de San Felipe, está la mayor evidencia de no existir límites para el régimen a la hora de tergiversar la realidad y criminalizar a la disidencia.