Sin luz, agua, incomunicados, los venezolanos cumplen este domingo tres días de un apagón sin precedentes que ya dejó 15 pacientes muertos y amenaza con prolongarse indefinidamente, aumentando las angustias que padecen por la severa crisis política y económica que golpea al país petrolero.
La suspensión masiva del servicio eléctrico, la peor registrada en este país de 30 millones de habitantes, comenzó el jueves a las 16H53 locales (20H53 GMT), tomando ribetes dramáticos: los fallecidos son enfermos renales que no pudieron recibir diálisis, según la ONG Codevida.
Los hospitales que tienen plantas generadoras las usan sólo para emergencias. El país está prácticamente paralizado con negocios cerrados y poco transporte, sin actividades laborales ni escolares. Entre la población, la preocupación aumenta porque la comida empieza a dañarse y el agua escasea.
“He pasado tres noches de mucha angustia. Estoy muy nerviosa porque esta situación no se resuelve, la poca comida que tenemos en la nevera se nos va a echar a perder. ¿Hasta cuándo vamos a soportar esto?”, declaró a la AFP Francisca Rojas, una jubilada de 62 años que vive en el este de Caracas.
La crisis energética se convirtió en el nuevo pulso por el poder entre el presidente Nicolás Maduro y el líder opositor Juan Guaidó, jefe parlamentario reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela.
Maduro denunció “ataques electromagnéticos” al “cerebro” de la hidroeléctrica de Guri, ubicada en el estado Bolívar (sur), la mayor de Venezuela y la segunda de América Latina, después de Itaipú (Brasil-Paraguay).
Guaidó y expertos responsabilizan al gobierno por falta de inversiones y mantenimiento, y por la corrupción, ante recurrentes interrupciones del servicio eléctrico, principalmente en el interior del país, pero las autoridades denuncian constantes actos de “sabotaje”.