“Aún no hay previsión” sobre cuándo Venezuela restablecerá el suministro de energía eléctrica al norteño estado brasileño de Roraima, informó este domingo la empresa local Roraima Energía.
“Todas las termoeléctricas están operando desde el jueves atendiendo 100% del estado y pueden operar continuamente. Aún no hay previsión sobre el restablecimiento de la conexión”, informó la compañía privada que administra el servicio en el estado.
Roraima es el único de los 27 estados brasileños desconectado del sistema eléctrico nacional. La mitad de su aprovisionamiento energético proviene de la hidroeléctrica venezolana de Guri, a través de una línea de transmisión inaugurada en 2001 por los entonces presidentes Hugo Chávez y Fernando Henrique Cardoso.
Las fallas en el suministro comenzaron el jueves, cuando inició un masivo apagón en Venezuela que ya suma tres días, dejando al país en una situación dramática.
Roraima Energia realizó varios intentos fallidos de restaurar la conexión con Venezuela la noche del jueves, tras lo cual el estado pasó a funcionar exclusivamente a fuerza del recurso local.
Las termoeléctricas suministran una electricidad a un costo mucho más alto que la línea de conexión a Venezuela cuya generación es hidroeléctrica y necesitan de aprovisionamiento de diésel con camiones, en este estado situado en el norte de la Amazonía.
En las redes sociales, residentes del estado fronterizo han reclamado la inestabilidad del servicio desde el jueves, una condición que se ha vuelto más habitual en los últimos años, con el agravamiento de la crisis venezolana.
En 2018 Roraima registró 85 apagones, 72 de los cuales fueron producto de fallas en Venezuela, un número récord, según la Agencia Nacional de Energía Eléctrica de Brasil.
La conexión de Roraima a la red energética nacional implicaría atravesar 125 km del territorio indígena waimiri-atroari, pueblo afectado entre los años 60 y 70 por la construcción de la carretera Roraima-Manaos impulsada por la dictadura militar (1964-1985).
Un proyecto energético, llamado línea de Tucuruí, está paralizado desde hace años en espera de las licencias ambientales y las consultas con los pobladores, exigidas por la Constitución.
El gobierno del presidente Jair Bolsonaro discute la publicación de un decreto considerando la obra un asunto de “emergencia nacional”, lo que aceleraría el proceso.
Los waimiri-atroari dicen no ser contrarios a la obra, pero exigen “que sus derechos constitucionales y legales sean respetados”.
AFP