El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó este lunes un préstamo para Ecuador de 4.200 millones de dólares en tres años, que forma parte de un paquete internacional destinado a promover reformas estructurales en el país.
“Las autoridades ecuatorianas están implementando un amplio programa de reformas con el objetivo de modernizar la economía y allanar el camino para un crecimiento sólido, sostenido y equitativo”, dijo en un comunicado la directora gerente del organismo, Christine Lagarde.
El FMI indicó que el objetivo es recortar la relación entre la deuda y el PIB “a través de una combinación de un reequilibrio de la masa salarial, una optimización cuidadosa y gradual de los subsidios a los combustibles, una re–priorización del gasto de capital y bienes y servicios, y una reforma fiscal”.
Según la organización, “los ahorros generados por estas medidas permitirán aumentar el gasto en asistencia social a lo largo del programa”.
El ministro de Economía ecuatoriano, Richard Martínez, celebró el acuerdo como una muestra de que la comunidad internacional apoya el plan de prosperidad del gobierno.
“Esta mirada al Ecuador de la comunidad internacional devuelve la confianza y restablece la confianza para que los inversionistas locales y externos puedan ampliar sus inversiones en el país y que eso se traduzca en más y mejores empleos”, dijo el ministro.
Ecuador, cuyo principal producto de exportación es el petróleo, sufrió una contracción de su economía del 1,2% en 2016 por la caída del precio del crudo y las millonarias pérdidas que dejó un terremoto, pero en 2017 enmendó el rumbo con un crecimiento del 2,4%.
Con una economía dolarizada y en un contexto de apreciación de la moneda estadounidense, las autoridades ecuatorianas tienen un rango de maniobra muy acotado para hacer frente a cualquier turbulencia.
El acuerdo con el FMI denominado Servicio Ampliado (SAF) está diseñado para respaldar programas que incluyan políticas con el alcance y las características necesarias para corregir deficiencias estructurales durante un período prolongado.
– “Reformas estructurales amigables con los mercados” –
A finales de febrero, el equipo técnico del FMI había sellado un acuerdo preliminar con el gobierno ecuatoriano de 4.200 millones de dólares, que requería la aprobación del directorio de la organización.
Este préstamo se suma a los 6.000 millones de dólares que aportarán el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo de Reserva Latinoamericano (FLAR) y el Banco Mundial.
“La significativa apreciación del dólar estadounidense desde 2014 hace que las exportaciones ecuatorianas sean especialmente poco competitivas frente a las del resto de mundo, lo que hace más difícil llevar a un superávit de la cuenta corriente”, señaló una nota de Oxford Economics.
El presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, atribuye las dificultades a un excesivo endeudamiento y un mal manejo de las finanzas durante la década de gobierno de su antecesor, el socialista Rafael Correa (2007-2017), su exaliado y ahora principal opositor.
Correa fue un duro crítico del FMI y del Banco Mundial por considerar que conceden préstamos bajo duras condiciones.
“El gobierno de Lenin Moreno ha acudido a la institución internacional con el fin de aplicar una estrategia de medio y largo plazo en la que se implementen reformas estructurales, que sean amigables con los mercados y que apoyen una senda de crecimiento sostenida”, explicó a la AFP Andrés Abadía, analista de la firma Pantheon Macroeconomics.
– “Atar la política económica” –
Abadía pronostica para 2019 un crecimiento en torno al 0,8%, por debajo del 1,0% de 2018.
“Para este año esperamos una moderada desaceleración, ya que es posible que el consumo de los hogares se enfríe debido al ‘lagged effect’ (efecto retrasado) de una menor confianza y el enfriamiento del crédito del sector privado”, dijo el experto.
El analista considera que también hay que observar que “la implementación de medidas económicas ha aumentado el descontento social y es posible que el gasto se vea bajo presión en la primera parte del año”.
Para Andrés Arauz, economista e investigador en la Universidad Nacional Autónoma de México, el acuerdo internacional con el FMI es una manera de atar la política económica ecuatoriana en el tiempo, indistintamente del próximo gobierno.
“A pesar de que no hay una situación de crisis, voceros del gobierno generaron una narrativa de crisis – principalmente argumentando un excesivo endeudamiento – para justificar un acuerdo con el FMI”, argumentó Arauz, que fue ministro durante el gobierno de Rafael Correa.
AFP