La web ha cambiado la manera en que los seres humanos se comunican, trabajan, ven la televisión o viajan, y, ahora, cuando se cumplen 30 años de su invención, dirige su mirada a los objetos “inteligentes”, ya que su próximo reto es que hablen un mismo lenguaje y se comuniquen entre sí.
El 12 de marzo de 1989 el físico inglés Tim Berners-Lee alumbraba la web en el seno del laboratorio del CERN, en Suiza, como una “red de notas con enlaces entre ellas” para conseguir mejorar los flujos de comunicación entre científicos de todo el mundo.
Internet ya existía, pero los ordenadores hablaban lenguajes diferentes y no se entendían. La idea del físico inglés fue la “primera piedra” de la herramienta que hoy conocemos como web, explica a Efe el responsable en España del Consorcio W3C, organismo que desarrolla los lenguajes abiertos de la web, Martín Álvarez-Espinar.
Berners, y otros muchos científicos después, definieron esta “arquitectura que puso fin al desorden”, con un protocolo (lenguaje) “uniforme único y universal”, para que todos los ordenadores se pudieran “comunicar y compartir información”.
La falta de un lenguaje común persiste entre la multitud de dispositivos “inteligentes” que han invadido los hogares y las calles: relojes, ropa, coches autónomos, electrodomésticos y hasta una casa entera. Todo está conectado.
En el futuro, un coche autónomo avisará a una gasolinera de que va a llegar y que necesita repostar; cuando llegue, pagará él solo la compra del combustible y volverá a la carretera. Todo sin intervención humana.
Este futuro será posible cuando la gasolinera y el coche puedan hablar el mismo idioma, ese es la próximo reto de la web, explica el responsable del consorcio.
Hace treinta años, el objetivo era crear una red “universal y accesible a todo el mundo” para intercambiar información; hoy sigue siendo el mismo, y por eso el consorcio sigue trabajando en la creación de lenguajes estandarizados y accesibles, señala Martín Álvarez-Espinar.
En estas tres décadas de vida, la web “ha permeado” la sociedad y ha traído consigo numerosos avances, reconoce el responsable de la oficina española del W3C.
Las bondades de estos avances se han visto en entredicho en los últimos años con fenómenos como la proliferación de campañas de desinformación, noticias falsas, discursos de odio o el controvertido uso de las grandes compañías de los datos de los usuarios.
El fundador de la web, Tim Berners-Lee, se ha embarcado en una lucha contra estos fenómenos, que ha detallado en la carta que publica anualmente con motivo del aniversario.
“Aunque la web ha creado oportunidades, ha dado voz a grupos marginados y ha hecho más fácil nuestra vida cotidiana; también ha creado oportunidades para estafadores, ha dado voz a aquellos que propagan el odio y ha facilitado la comisión de todo tipo de delitos”.
Para Berners-Lee, la lucha por la web “es una de las causas más importantes de nuestra era”, y por eso pide a los gobiernos, empresas y ciudadanos, que se impliquen en su defensa.
Por eso, además de pedir a los Gobiernos que adapten leyes y reglamentos a la era digital, el físico inglés pide apoyo a los ciudadanos y empresas en este desafío.
El papel de las grandes tecnológicas, tras años como grandes líderes del avance digital, está hoy más en entredicho que nunca, especialmente tras el escándalo de Cambridge Analytica y su papel en las elecciones de Estados Unidos.
“Deben hacer más para garantizar que su búsqueda de beneficios a corto plazo no sea a costa de los Derechos Humanos, la democracia, los hechos científicos o la seguridad pública”, argumentó hoy en su misiva el inventor de la web, quien cree que sus productos deben respetar “la privacidad, la diversidad y la seguridad”.
Este año, empleados de grandes empresas tecnológicas se han alzado para exigir mejores prácticas comerciales: “Necesitamos alentar ese espíritu”, aseveró. EFE