Haber hundido en la oscuridad a toda Venezuela durante cinco días consecutivos es la más clara evidencia del fracaso del modelo comunista capitaneado por el Pranato madurista.
Y es justamente sobre ese descomunal desmadre de este modelo político y económico, fundado sobre bases despóticas y anacrónicas, donde la oposición democrática debe poner sin descanso el foco de su acción política para seguir exigiendo cese a la usurpación, gobierno de Transición y elecciones libres, de la imbatible ecuación estratégica de Juan Guaidó y la Asamblea Nacional
Desenmascarar el inmenso fraude de esta falsa revolución es una tarea de primer orden a realizar diariamente con la movilización de calle. En cualquier área de la vida nacional. Pues no hay sector económico, social, político o cultural del país en el cual no salten a la vista los signos del fracaso del llamado socialismo del siglo XXI.
Solo se trata de pasar revista al quehacer cotidiano para encontrar ejemplos demoledores del estruendoso fracaso de este modelo comunista. Nuestra labor es exponenciar cada uno de ellos difundiendo cómo se robaron el dinero de los venezolanos ofreciendo obras que no hicieron, como el oleoducto que llegaría a Argentina o el “mejor sistema eléctrico del mundo” que nos ha legado este desastre de sombras. Denunciando cómo hicieron retroceder el país al siglo XIX. En fin, mofándonos con esos datos de su ridícula “Venezuela potencia”.
Contra esa labor de constante e intransigente denuncia desde la Asamblea Nacional, los foros políticos, las asambleas comunitarias, de estudiantes, de trabajadores, las redes sociales, etc, no hay censura de medios que valga, no hay amenaza que pueda callar la verdad, no hay represión que pueda detener el caudal de protestas que ella inspira.
El discurso político del régimen busca, desesperadamente, endosar la responsabilidad de la crisis a quienes lo adversamos, llámese partidos democráticos, movimientos sociales, gremiales y sindicales, medios de comunicación, comunidad internacional o individualidades sean líderes políticos, comunitarios o comunicadores sociales.
Para el Pranato la causa de todos los males que hoy castigan la nación se resume en la presunta “guerra económica” o en las “sanciones económicas”. En tanto que para el caso concreto del apagón todo fue el fruto de un imaginario “ataque cibernético”. El fruto de una conspiración dirigida contra el “cerebro del Guri”, si a juzgar vamos por las invectivas de la malévola imaginación del psiquiatra de la pandilla, puestas en boca del jefe de la misma para que luciera su precariedad lingüística sin percatarse que el próximo apagón es el de la revolución.