Ante la falta de suministro producto del apagón que colapsó Venezuela, decenas de personas recogían este miércoles agua en envases, tomaban baños y lavaban ropa en un riachuelo de la emblemática montaña que rodea a Caracas: El Ávila.
Pulmón de la capital venezolana, El Ávila se convirtió en salvación para muchos caraqueños hartos de la ausencia de agua, pues los cortes de energía eléctrica impedían el bombeo hasta los tanques de las viviendas. Y ya el racionamiento era común antes del apagón.
Desde hace más de una semana no ha llegado una gota de agua a la casa de Nicolás Álvarez, un jubilado que habló con la AFP a un costado de Quebrada Quintero, uno de los manantiales y cascadas que cruzan el cerro entre abundante vegetación.
“Son alrededor de ocho o diez días, más o menos, que tenemos problemas (…). La escasez ha sido grande”, lamentó Nicolás.
Unos chicos jóvenes, con pantaloncillos cortos, recolectaban muy cerca agua en botellones en un chorro que caía desde el filón de una piedra. A manera de ducha, otros aprovechaban para refrescarse.
Algunos que lavaron ropa, colgaban sus prendas de ramas de árboles para esperar a que secaran.
El suministro de electricidad ha venido recuperándose desde el lunes, aunque se mantienen saltos en regiones occidentales. Las actividades laborales se mantienen suspendidas, aunque el jueves volverán a ponerse en marcha, anunció este miércoles el gobierno de Nicolás Maduro.
Generalmente, la gente atraviesa Quebrada Quintero subir la montaña por un camino de tierra hasta la estación Sabas Nieves, nombrada así por un recordado guardabosques que hacía vida allí. El recorrido, dependiendo de la condición física, lleva entre 20 y 45 minutos en promedio.
Por el camino, entre árboles y arbustos, hay hermosas vistas panorámicas de Caracas.
Esta vez, los visitantes tuvieron un objetivo muy distinto, después del apagón que afectó prácticamente la totalidad del territorio venezolano durante seis días, el peor que haya habido en un país en el que las fallas de luz se han hecho habituales en la última década.
AFP