Konzapata: El colapso eléctrico convierte en catástrofe humanitaria lo que era crisis humanitaria

Konzapata: El colapso eléctrico convierte en catástrofe humanitaria lo que era crisis humanitaria

Nicolás Maduro

 

 

No los van a sacar del libreto del ataque terrorista. Van a insistir en ello. Para culpar a la oposición. Para culpar a Voluntad Popular. Para responsabilizar a Juan Guaidó. Para ir contra Leopoldo López. Para cercar el entorno de Guaidó. Y, si es posible, llegar hasta Guaidó, asumiendo el alto costo que ello representa.





Juan Carlos Zapata/Konzapata

El discurso del ataque terrorista contra el Sistema Eléctrico Nacional les brinda la opción de mantener la polémica abierta contra los Estados Unidos, y la comprensión de Rusia y China, y por supuesto el respaldo de Cuba.

No van a reconocer que el problema es de estructura e infraestructura. Que es de mantenimiento. Que es por falta de personal especializado. Que es por falta de planes y estrategia. Que es porque no hay gerencia. Que es por la desidia. El primer gran apagón se produjo por el incendio que afectaron tres líneas de transmisión. Después el régimen salió raudo a cortar la maleza. Pero ya el mal estaba hecho. Este segundo gran apagón fue provocado por un incendio en el patio de máquinas de la represa Guri que aporta el 80% de la energía de Venezuela. Así lo reconoció el sindicalista Willy Rangel. El experto José Aguilar señaló que fue porque faltó el cambio de un repuesto. Eso confirma lo que KonZapata adelantó mucho antes: que ante la falta de planes de mantenimiento se coloca en riesgo un equipo estratégico porque no se tiene a mano una pieza. Según Aguilar, en este caso el repuesto existía. Ahora es peor la situación.

Pero el régimen sigue hablando de sabotaje. De manos criminales. Que provocaron el incendio, y afectaron no uno sino tres autotransformadores. ¿Cómo entraron las manos criminales a los patios de Guri? ¿Cómo si se supone que la instalación está militarizada? El régimen dice que a la guerra eléctrica la van a derrotar. Pero los expertos señalan que el sistema ha quedado inestable y, por tanto, seguirán los apagones. No hay equipos, y tampoco vías financieras para adquirirlos.

Mientras voces independientes dicen lo contrario, al régimen no lo sacarán de ese discurso. Le conviene. Así no asume responsabilidad alguna. Ya lo indicaba la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU en el informe oral que presentó la semana pasada, en referencia al primer apagón: “Todavía no se conoce todo el alcance de los daños ni el número de víctimas directas, pero este prolongado apagón simboliza los problemas de infraestructura que afronta el país”.

Los expertos ya no hablan de crisis. Hablan de catástrofe humanitaria, lo que tampoco reconocerá el régimen, que ni siquiera ha reconocido el nivel de crisis y tampoco ha reconocido que exista el éxodo. El colapso del sistema eléctrico lleva la crisis a esa dimensión. A la de catástrofe.

El informe Bachelet pone el acento en crisis “devastadora crisis económica y social”. Y también utiliza el término “vasta crisis”. Veamos: “Un resultado directo de esta vasta crisis humanitaria es que más de 3 millones de personas han huido de Venezuela, en busca de comida, atención médica, empleo y protección”..

Lo peor lo anticipaba Bachelet, a raíz del primer apagón:

“La reciente interrupción del abastecimiento de fluido eléctrico que afectó a todo el país ha agravado esta situación, al reducir aún más el acceso de la población a los alimentos, el agua y los medicamentos, y también ha afectado gravemente a los hospitales”.

Y llegó el segundo apagón. Y por ello es que hay expertos que ya no hablan de crisis sino de catástrofe. Para el régimen, sin embargo, es una guerra eléctrica. Sabotaje. Y ese es el libreto. Para llegar hasta la oposición.