Entre los extraordinarios logros que hemos alcanzado una vez que se produjo la juramentacion de Juan Guaidó como presidente encargado de la República, está el del renacimiento de la Unidad. A menudo se presenta la Unidad solo como expresión de una medición cuantitativa de la fuerza que se tiene. Pero hay algo más allá de la suma de fuerzas, la existencia de un ideal, el móvil humanista de una causa noble, la pasión por el pais al que pertenecemos. Todos somos hijos de ese país. Todos estamos llamados a defender la unidad como una condición necesaria para lograr el cambio político y comenzar la reconstrucción del país que todos merecemos.
La legitimidad y el extraordinario liderazgo de Guaidó estuvo y está asociado a que su figura y su posición emanan de un órgano colectivo y único poder público que puede demostrar que su legitimidad nace de representar el último vestigio de legalidad y legitimidad en un país cuya Constitución ha sido asediada hasta el cansancio por un régimen violento, y después del 10E, claramente usurpador.
Guaidó es la expresión evidente de la unidad de la Asamblea Nacional. El segundo nivel de la Unidad que encarna hoy el presidente (e) Juan Guaidó es el de la oposición. Todos los diversos, y a menudo enfrentados partidos que disienten y se oponen al gobierno, lo respaldan. La oposición dejó sus divergencias y aceptó apoyar la estrategia de cambio formulada por Guaidó.
El tercer nivel unitario reside en la sociedad civil y sus variadas organizaciones. Y aquí la Unidad comienza a pisar el terreno de la pluralidad de motivaciones, visiones y objetivos: hay organizaciones sociales que respaldan a Guaidó porque son partidarios de un cambio, no porque estén alineados con la oposición. Pero las manifestaciones más positivas y benéficas de la unidad se están dando en la gente común, en los ciudadanos, sin renunciar a sus ideas e identificaciones políticas. Es la unidad desde abajo, concitando la cooperación y la solidaridad en momentos tan duros como los de la falta de luz, de agua, de gas, alimentos y medicinas. Es una unidad muy valiosa para construir el mejor futuro para Venezuela.
La unidad es el capital político, emocional y organizativo más potente para colocar a Venezuela en el siglo XXI. Una unidad que nos asegura victorias y que se irá ampliando en la medida que otros venezolanos, partidos, organizaciones e instituciones decidan entenderse y acordarse en un pacto para hacer plenamente vigente el programa social, económico e institucional que contiene la Constitución Nacional.
Esa unidad es la que hay que defender y transformar en conciencia de cambio, voluntad de lucha y organización para sostener la reconquista de la libertad. El régimen usurpador sigue apostando por volver a sembrar desesperanza. Nunca como hoy hemos estado tan cerca de superar esta pesadilla. Nuestro trabajo como ciudadanos consiste en crear cada día más fortalezas, defender el liderazgo colectivo y minimizar en extremo las ambiciones individuales y grupales. El cambio en Venezuela no es generacional ni tiene color político, estamos obligados a actuar con mente y corazón abierto, para construir desde la diversidad un país moderno, tolerante y próspero.
@carlosvalero08