La presencia de 605 militares, principalmente en Cúcuta (Colombia) y Boa Vista (Brasil), que decidieron apoyar a Juan Guiadó, a quien reconocieron como su Comandante en Jefe, ha traído consigo la atención de los grupos delictivos que pululan en la frontera entre Colombia y Venezuela. Son organizaciones paramilitares, guerrilleras y hasta narcotraficantes, quienes han visto en los uniformados venezolanos una buena opción para captar combatientes.
Por: Sebastiana Barráez / Infobae
Ha llamado la atención de los irregulares la serie de protestas por parte de algunos de esos militares, quienes han venido reclamando la poca atención por parte de Kevin Javier Rojas Peñaloza y Edith Rossana Barrera Castillo, nombrados por Guaidó como responsables de los aspectos de comando, logística y seguridad de los militares que están en Cúcuta y que son la mayoría de quienes desconocieron a Nicolás Maduro. Además hay 356 civiles.
“Es un grupo delictivo, ofrecen darnos entrenamiento con armas de gran potencia”
El principal problema es que los militares no tienen la documentación por parte de Colombia que les permita estar legalmente en el país vecino, ni se les permite trabajar. Es por ello que dependen de los refugios o los hoteles donde están hospedados, los cuales ya han empezado a presentar problemas, por problemas de pago.
Es ahí cuando emisarios de los grupos irregulares han llegado para tratar de captarlos, argumentando que necesitan escoltas, hombres de seguridad y vigilantes, entre otros.
Hay quienes cedieron a la tentación para descubrir que los jugosos ofrecimientos en dólares implican algo más que ser guardaespaldas de alguna figura política o de dinero. “Es un grupo delictivo, para lo cual ofrecen darnos entrenamiento con armas de gran potencia. Lo que esconde la oferta final es la cárcel o la muerte”, comenta uno de los contactados.
Los grupos al servicio del narcotráfico son más directos al tratar de captar a alguno de los militares. Son los que ofrecen más dinero y con ello mayor riesgo.
Un grupo paramilitar se presentó ante algunos militares, haciéndose llamar “La Empresa” y ofreció entrenarlos con armas de guerra y muy buena paga, con la excusa de preparar un ejército que enfrente a los mal llamados colectivos en San Antonio y Llano Jorge (Venezuela).
En el hotel Villa Antigua, el que más alberga, hay militares que están entrenando a sus compañeros para ingresarlos a los grupos irregulares. Ahí solo hay hombres, es decir, no hay familias o mujeres ni niños, como en otros refugios, lo cual se presta para desarrollar la actividad.
Dinero no hay
A medida que la situación se ha complicado y se elevan las protestas de los militares requiriendo la atención del general de división (Av) Francisco Yánez Rodríguez, más ofertas reciben de los grupos irregulares.
Uno de los oficiales se comunicó con el encargado militar designado por Guaidó y le transmitió este mensaje al resto de sus compañeros: “Acabo de hablar con mi general Yánez, con relación que se está suscitando en los demás hoteles y lo que pudiera pasar aquí, donde deben en administración. Él dice que nos garantizan la estadía y la alimentación. Le pregunté sobre la Agregaduría Militar y dijo que eso es imposible. También le pregunté si le podíamos enviar aunque sea 100 mil pesos a nuestras familias y respondió que no es posible. Me dijo que no tenían recursos. Estemos claritos, aquí no hay recursos para nada. Lo que está llegando para pagar la alimentación y hospedaje de nosotros, es a través de organismos no gubernamentales y personas que donan. Así que señores, lo que les aconsejo es buscar empleos”.
Guaidó pidió al presidente Duque que nos dieran el Permiso Especial de Permanencia, pero Colombia no ha hecho las diligencias
Y siguió: “Le pregunté qué pasó con nuestro status legal y respondió que con el presidente Guidó le pasó al equipo del presidente Iván Duque, para que nos dieran el Permiso Especial de Permanencia (PEP), pero que Colombia es la que no ha hecho las diligencias pertinentes. No me dio respuesta sobre la decisión de algunos de irse a otros países. Así que quitémonos la idea de trabajar en la agregaduría militar o en las embajadas. Solo podemos esperar por lo que haga Colombia”.
Los militares murmuran, se sienten abandonados, preocupados y se ha empezado a dar una serie de hechos alarmantes. Algunos, con mala conducta, se han dedicado a vender droga cuando salen de los hoteles o refugios, otros la consumen. Hay militares que se han convertido en captadores de sus compañeros para que ingresen a los grupos guerrilleros, paramilitares o de narcotraficantes.
Hay militares con hasta dos años que desertaron de la Fuerza Armada y se integraron al grupo de los oficiales o tropa activos que pasaron el puente Internacional el 23 de febrero para apoyar a Guaidó.
Por lo menos un par de ellos tiene antecedentes por robo en las instalaciones militares o delitos por lo que fueron dados de baja de la FANB. Entre los militares son llamados “líderes negativos”.
Tratando de lograr alguna solución al problema de los militares en refugios, el sacerdote Sergio Enrique Sanmiguel Muñoz, junto con el coronel técnico como co-organizador Gerardo Armando Parada Durán, ha planificado, para el 21 de abril a las 6 de la mañana, La Ruta por la Dignidad del Migrante en Solicitud de Refugio en Colombia. Es un evento que trata de que los militares venezolanos en Cúcuta caminen hasta Bogotá para reunirse con el presidente Duque y solicitarle que se regularice su situación para poder trabajar.